En artículos anteriores [Costa Rica ya está tarde para la era del 5G], he expuesto las trabas para avanzar al despliegue de 5G (redes de quinta generación) en Costa Rica. Para no reiterar en demasía, sólo repasaré un par de conceptos: primero, 5G no sustituirá las redes móviles actuales de 4ta generación y segundo, que el 5G más que habilitar las conexiones entre personas, vendrá a generar un nuevo entorno donde todas las cosas estén conectadas entre sí, habilitando mejoras en la productividad y nuevas actividades económicas. Por tanto, no está en juego quedarnos atrás en la conectividad móvil de las personas sino, rezagarnos y perder competitividad en un nuevo orden mundial digital e hiperconectado.

Entrando en materia sobre los retrasos existentes para su implementación, sin duda la disponibilidad del espectro radioeléctrico es el principal cuello de botella. Contrario a las generaciones previas de tecnología móvil, 5G requiere de mucho más espectro y con una combinación de bandas bajas (<1 GHz), medias (entre 1 GHz y 6 Ghz) y altas (arriba de 24 GHz).

Cada uno de estos grupos de frecuencias, cumplen una determinada funcionalidad: las bandas bajas (entre ellas, 700 MHz) por sus características de propagación permitirán usos de 5G en grandes superficies como extensiones agrícolas, parques industriales, agroindustriales, zonas turísticas rurales y carreteras con topografía regular. Las bandas altas, por sus características de capacidad, permitirán la conectividad masiva de miles de objetos en un área reducida, alcanzando más de 100 Mbps por dispositivo y anchos de banda aptos para aplicaciones avanzadas tales como cirugías remotas y precisión industrial.

Las bandas medias, por su lado, permitirán el despliegue de 5G en ciudades, zonas francas urbanas y zonas turísticas de ciertas dimensiones, entre otras, dada su versatilidad tanto en cobertura como en capacidad y por ello, son las bandas medulares para el despliegue de la nueva tecnología. Entre estas bandas, se encuentran 2.3GHz, 2.6GHz y especialmente 3.5GHz.

Por sus bondades y amplitud, 3.5 Ghz se ha constituido en la banda 5G de mayor auge a nivel mundial: primero fue Asia, luego Europa, recientemente EEUU y ahora en América Latina. Esto lo que quiere decir es que la tecnología internacionalmente se está desarrollando con este espectro y eso genera economías de escala, reducción de costos de implementación y mayor diversidad de equipamientos y dispositivos de uso final. Para muestra en la región, en febrero de este año, Chile se convirtió en el primer país en licitar y asignar espectro para 5G, con la banda de 3.5 Ghz como principal atractivo.

Pero en Costa Rica, esta banda de 3.5 GHz se encuentra concentrada en un único actor: el Grupo ICE. Como con la apertura del sector, en 2010, para permitir la competencia en el mercado, es necesario que el Estado disponga de esas frecuencias y las someta a los mecanismos transparentes de concesión definidos en la Ley General de Telecomunicaciones y esto debe darse en el corto plazo. En uso de sus potestades, quien tiene la competencia para rescatar las frecuencias por temas de eficiencia en su uso y bienestar a favor de los usuarios, es el Poder Ejecutivo en la figura del MICITT.

Por lo pronto, el MICITT no se refiere a este tema y señala que con el espectro disponible se podría licitar bandas para el despliegue de 5G. Obvia el Ministerio, los numerosos criterios técnicos de la SUTEL, el último de ellos del 7 de enero del 2021 en que señala “Indicar al Poder Ejecutivo que los requerimientos actuales de espectro de los operadores son consistentes con las recomendaciones de SUTEL y las tendencias mundiales. En este sentido, es importante que el Poder Ejecutivo valore disponer al mercado lo antes posible el espectro en las bandas de frecuencias de 2.6 GHz y 3.5 GHz, que no se utilice o se use de manera no eficiente.” También, como señala la recomendación de SUTEL, deja de lado el contexto internacional: al 2020, según la GSMA (Asociación Mundial de Operadores), 4 de 5 lanzamientos comerciales de 5G se han realizado sobre bandas medias y especialmente 3.5 Ghz como banda principal. Costa Rica, por su magnitud en el concierto internacional, es un tomador de tecnología y resulta absurdo ir en otra dirección.

Así las cosas, de la consulta pública que la SUTEL lanzó en noviembre de 2020 se desprende que los 200 MHz disponibles hoy para todos los operadores en bandas medias (100 en 2.3 GHz y 100 en 3.3 GHz) son insuficientes para asegurar que exista un ánimo inversor. Por ende, pretender avanzar en una licitación parcial sólo con estas bandas -sin 3.5 Ghz- como parece ser la línea del MICITT podría finalmente ser infructuosa y con ello, atrasar aún más una exitosa implementación en competencia de la tecnología en el país. La capacidad inversora es finita y sí otros países ofrecen condiciones más propicias y justas, los recursos necesarios para desplegar 5G -que no son menores- se pueden orientar hacia otros mercados.

Es hora de poner sobre la mesa la recuperación del espectro clave: el país no merece rezagarse cuando el resto de los países avanzan. Mientras esto no ocurra, aunque se quiera pintar diferente, el 5G está lejos.