Ayer, durante el almuerzo con doña Tere le comenté que no me gustaría pensar que nuestros reportes y nuestros podcasts son una invitación al desaliento. Tengo claro que esta semana (ataviada de casos de corrupción) ha sido particularmente pesada y también tengo claro que un punto medular en la sensación de hartazgo y frustración que corroe la participación ciudadana es la impunidad.
Recordatorio: Puede escuchar Curul en Llamas (Asamblea va de mal en peor) en este enlace y nuestro más reciente Café Para Tres (El malestar del pueblo) por aquí.
La gente está harta de investigaciones internas que dilatan una vida entera y no terminan en nada o tienen resoluciones absurdas, de procesos administrativos que concluyen en un doble despido tras años de papeleo y de gente honesta que trata de enfrentar el sistema y termina sobrellevando a solas todo tipo de represalias inmorales, indecentes e ilegales. Así, por ofrecer apenas algunos ejemplos puntuales de decenas de casos similares que trascienden un mes sí y otro también.
Días atrás un suscriptor me enlistó 7 casos recientes de corrupción atroz que quedaron en nada y agregó: “En fin, creo que el tema de la impunidad es realmente el origen de muchos de nuestros males. A su sombra florece la corrupción desfachatada, a la que no le da miedo que la atrapen, no porque un padrino la vaya a sacar de prisión, sino porque sabe que aunque la atrapen, el sistema con sus múltiples portillos le va a permitir salir indemne.”
Tuve que darle la razón. No por ello dejo de pensar que podemos cambiar. Y que en la medida en que sigamos presionando, lo conseguiremos. Porque a final de cuentas todo esto se reduce a una nefasta cultura política que se ha consolidado a lo largo de las décadas a punta de taparse tortas entre los unos y los otros. El famoso toque de hecha la ley hecha la trampa, inmensamente eficaz cuando de delitos de “cuello blanco” se trata.
Un contratiempo mayor es que seguimos espantando a la gente honesta que cada vez menos considera el servicio público. Basta con ver los ridículos procesos de elección con los que se monta un circo en la Comisión de Nombramientos. Son de juguete y todo el mundo lo sabe. Los atestados profesionales sobran. Lo que se premia no es la honestidad y la capacidad, sino los contactos y la capacidad de lobby.
Esto es doloroso. Personas honestas y decentes en puestos de control político y judicial podrían hacer una diferencia. Ese es el perfil que necesitamos adentro: gente tan capaz como proba, que llegue a servir, no a servirse.
Esta semana conversé, por casualidades de la vida, con una persona recientemente designada en un puesto de alto mando. Su carrera en el ámbito privado le ha llevado a enfrentar con frecuencia a este sistema del que tanto nos quejamos. Historia de terror tras historia de terror. Entra pues, motivada a intentar revertir esto desde su ámbito de acción. Y uno no puede más que desear que pueda. Que le dejen. Pero tampoco dejo de recordar a cuántas otras les cortaron las piernas apenas lo intentaron.
Estaré atento a su gestión, con la esperanza de que su historia no termine como tantas otras, arropadas en frustración y encima con un costo altísimo en la salud emocional y física.
Por lo pronto ¿qué podemos hacer nosotros para no terminar en las mismas? Buscar balance y equilibrio, como en todo aspecto de la vida. Desde Delfino.CR lanzamos el año pasado con mucho entusiasmo el canal de Súper, que nos permite abordar buenas noticias. Sabemos que nuestros suscriptores lo agradecen. Estar atento a lo bueno que pasa y recordar que también es mucho, ciertamente ayuda.
Un ejemplo concreto: esta mañana conversé con Carlos Umaña Silesky, de ICAN (Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares), quien me compartía su enorme felicidad tras ver los frutos de largos años de trabajo: este 22 de enero entró en vigencia el Tratado de la ONU sobre la Prohibición de las Armas Nucleares firmado por 86 países y ya ratificado por 52, incluyendo Costa Rica.
Se trata a todas luces de un verdadero triunfo de la diplomacia internacional, y como dice Carlos “es el resultado del empoderamiento colectivo de los estados no nucleares, y de que hayan asumido un rol activo en el desarme nuclear, desafiando a los grandes poderíos económicos y militares del mundo”.
“Se siente como Navidad que finalmente sea ley internacional el tratado”, me dice Umaña Silesky, quien nos recuerda que estigmatizar las armas nucleares a partir de su prohibición es una herramienta que ha probado ser efectiva antes en los casos de las armas biológicas, las armas químicas, las minas terrestres y las municiones en racimo. A ver: que no es una victoria simbólica moral. Esto tiene un peso enorme en el futuro de toda la humanidad. Y sí, nuestro país tuvo un papel determinante en este paso clave.
Dato D+: En este enlace pueden disfrutar del conversatorio sobre la entrada en vigor del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares con Elayne Whyte Gomez, Federico Mayor Zaragoza, Pedro Arrojo Agudo, Carmen Magallón y el propio Carlos Umaña Silesky.
¿Se dan cuenta? También pasa mucho muy bueno. Por eso es importante seguir dando todas las luchas que damos. Porque poco a poco se construye ese cambio que buscamos. Así que sí, la denuncia es importante, estar enterados de todo lo malo que pasa, también. Pero de la mano, hay que saber darle espacio a todo lo bueno también.
En ese sentido les recomiendo tener a mano el enlace informationisbeautiful.net/beautifulnews/ para tener una ventana directa a una serie de buenas noticias bellamente proyectadas a partir de diseños sencillos de fácil comprensión. Llegué al enlace gracias a Dan Murray-Serter quien semanas atrás invitó a Mo Gawdat para conversar durante 15 minutos sobre cómo entrenar a nuestro cerebro para trabajar en su felicidad. Si entienden inglés ese enlace también les queda recomendado. De nuevo: balance.
Vic y yo celebramos que Mo aludiera a ver una comedia o un stand up antes de dormir. Para nosotros es un ritual. A menudo me preguntan: ¿Cómo sobrelleva tanta negatividad todo el tiempo? Bueno, apoyándose en recursos tan sencillos como ese, darle ingredientes al cerebro para contrarrestar. Irse a dormir con “pensamientos felices”. El célebre pintor de la tele, Bob Ross la tenía clara. Por cierto, alguien tiene que hacernos un remix similar a ese de Ross con nuestro querido Pedro Serech.
Con todo esto quiero decirles que nuestro proyecto no pretende amargarles la vida. Que sí, es importante estar al tanto de todo lo que está pasando, pero que eso implica también recordar que mucho de lo que pasa, es bueno (y que la mayoría de la gente, es buena). Lo dicho: balance. Equilibrio. Precisamente todo lo bueno que pasa (en pequeño, en el barrio, y en grande, en el mundo) debe ser oxígeno para que sigamos adelante. Nos queda mucho pendiente, sí, pero nos sobran los motivos para seguir dando esas batallas.