Por Luca Chavarría – Estudiante de Licenciatura en Negocios Internacionales

América Latina desde el colonialismo ha sido un pueblo explotado y saqueado de múltiples formas por las grandes potencias, tanto en el aspecto económico como en lo social, político y cultural. Se puede decir que, a través de los siglos, esto ha cambiado para mejor, para peor o que, sencillamente, se ha transformado. Lo cierto es que, a lo largo de las últimas décadas, se ha pasado por alto el hurto de costumbres y tradiciones de pueblos vulnerables por parte de las grandes industrias. A esto se le conoce actualmente como apropiación cultural. El presente texto analiza el ámbito cultural del mundo globalizado en relación con dicho fenómeno.

Sucesos en años recientes nos demuestran que, efectivamente, muchas poblaciones vulnerables de Latinoamérica son afectadas por la apropiación de su cultura. Un caso que vale la pena destacar y analizar es el de la multinacional Nike y el grupo indígena de los Guna, de Panamá. La empresa anunció el lanzamiento de unas tenis nuevas en honor a Puerto Rico, aclarando que su diseño se inspiraba en un anfibio de la isla. Sin embargo, esto rápidamente se convirtió en un problema, pues el diseño era, en realidad, una copia de un arte llamado “mola”, inventado por los Guna. Ante dicha situación Nike retiró el lanzamiento y no hizo nada más.

Como se puede observar, Nike intentó robar los diseños ignorando sus raíces, con la intención de lucrar con ellos. No obstante, este es solo uno de los muchos casos similares, pues es frecuente que las grandes industrias se apropien de la cultura de distintas poblaciones para sacar ganancias sin beneficiar a los verdaderos dueños.

Este neocolonialismo de apropiación cultural está muy presente en toda Latinoamérica, y los ejemplos más claros los encontramos en la industria de la moda. Se ha visto diversos casos relacionados con marcas que roban diseños sin ningún consentimiento de los dueños. En caso de ser acusados, simplemente señalan que se trata de un “homenaje a esa gran cultura”. El problema no está en que se celebren estas tradiciones o estos diseños, sino en el hecho de que estas grandes corporaciones roban lo que es propiedad intelectual de pueblos vulnerables y que lucran sin darles el reconocimiento que merecen estas poblaciones.

Vivimos en un mundo globalizado e interconectado. Es prácticamente imposible que nuestras culturas, costumbres o tradiciones no se mezclen de alguna forma. Esto no tiene que ser algo negativo ni mucho menos, ya que, por el contrario, da una gran riqueza a nuestra sociedad. Sin embargo, es importante reconocer nuestras raíces y de dónde vienen las costumbres y tradiciones de cada una de las personas en el mundo. Por esa razón, debemos protegerlas cuando traten de robarlas. Si no hacemos nada, el origen de estas se pierde con el tiempo y la explotación, y el robo a las poblaciones vulnerables continúa.

No estoy en contra de que se celebre o se comercialicen de alguna forma las distintas culturas latinoamericanas, pues esto inclusive representa una gran oportunidad para ellas. Sin embargo, hay una forma de hacerlo que considero correcta: primero, se debe hablar directamente con estas comunidades para obtener su permiso, de lo contrario sería robarles. Segundo, debe reconocerles de manera justa su aporte.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.