Por Ariadne Montoya Sancho - Estudiante de la carrea de Ingeniería Química Industrial

En 1983, Chuck Hill creó el primer método de impresión en 3D y desde ese momento su uso y eficacia ha evolucionado de gran manera con el pasar de los años. Un año después de su creación, Chuck patentó la primera máquina de impresión en 3D. Este método ha tenido mucha atención en la industria, ya que presenta una manera de crear y elaborar diferentes proyectos en variados ámbitos, desde educacionales hasta automotrices y de robótica, entre otros. Hoy, la impresión 3D se puede implementar por medio del uso de diferentes materiales que son capaces de formar productos de diseños sencillos, detallados como tejidos orgánicos mediante bases celulares. Con las máquinas 3D, a pesar de ser un método competente, ha nacido la pregunta de si impresión en 3D es segura para la salud humana.

Algunos inconvenientes que las máquinas presentan son los siguientes: consumos de energía (impresoras 3D de calor y láser) que rondan los 50 a 100 veces más que los consumos tradicionales de moldeo en un mismo modelo; contaminación del medio ambiente por el uso de plásticos poseedores de filamentos ABS y restos de plásticos, los cuales se desechan; y uno de los más importantes son los riesgos a la salud por emisiones de micropartículas por minuto que viajan directo a los pulmones o a nivel del flujo sanguíneo creando problemas de salud. Se han realizado varios estudios fomentando la conciencia acerca de los posibles riesgos que las impresoras pueden tener a la hora de utilizarlas. Los estudios realizados por especialistas han demostrado que las impresoras 3D, especialmente las de uso de material fundido (FDM) que fueron creadas para uso público general, emiten niveles elevados de partículas y moléculas de carácter fino y ultrafinas. Han realizado pruebas preliminares con los métodos en vivo, in vitro y acelulares especiales para partículas generadas, las cuales arrojaron resultados positivos con respecto a factores adversos.

Estas emisiones de las máquinas provienen del material de los filamentos de dicha máquina más la temperatura, esto quiere decir que las máquinas, al inicio del proceso de trabajo, no emanan las partículas dañinas, sino que estas aparecen en grandes cantidades cuando todo su equipo está caliente y ha estado trabajando por un tiempo relativamente largo. Otros factores que pueden aumentar las emisiones son los colores de los filamentos, la marca productora de la máquina y el material que utiliza la máquina. Muchas de las máquinas solo pueden utilizar un solo tipo de material de filamento, por lo cual se hicieron estudios a diferentes marcas para estudiar sus emisiones de ABS y sus resultados variaban.

Como consecuencia de lo anterior, se han creado prevenciones para el uso de estas máquinas como: trabajar con las impresoras en espacios abiertos y ventilados, donde se permita la circulación del aire y partículas; mantenerse a distancia de las máquinas que estén operando, para evitar la inhalación directa o la utilización de un sistema de filtrado de gases y partículas; ajustar y controlar la temperatura de la boquilla de las máquinas en el extremo inferior del rango superior, ya que esta es la más dada a la expulsión; y utilizar impresoras en 3D y filamentos cuyas marcas hayan sido estudiadas, verificadas y certificadas con bajas emisiones. Siempre se deben tener presente los riegos y poner en prácticas las debidas precauciones.

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.