El Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA) de la NASA confirmó la presencia de agua en la superficie de la Luna iluminada por el sol. Este descubrimiento indica que la presencia del líquido vital no se limita a lugares fríos y sombreados, como se suponía anteriormente.

Paul Hertz, director de la División de Astrofísica en la Dirección de Misiones Científicas en la Sede de la NASA en Washington, comentó:

Teníamos indicios de que H2O, el agua familiar que conocemos, podría estar presente en el lado iluminado por el sol de la Luna (...) Ahora sabemos que está ahí. Este descubrimiento desafía nuestra comprensión de la superficie lunar y plantea preguntas intrigantes sobre los recursos relevantes para la exploración del espacio profundo".

SOFIA detectó moléculas de agua (H2O) en el hemisferio sur de la Luna, específicamente en el cráter Clavius. Los datos de esta ubicación revelan agua en concentraciones de 100 a 412 partes por millón, lo cual es equivalente a una botella de agua de 12 onzas, atrapada en un metro cúbico de suelo esparcido por la superficie lunar.

Según la NASA, el desierto del Sahara tiene 100 veces la cantidad de agua que SOFIA detectó en el suelo lunar, sin embargo, el descubrimiento plantea nuevas preguntas sobre cómo se crea el agua y cómo persiste sin aire.

Casey Honniball, autora principal del hallazgo y becaria postdoctoral en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Maryland, agregó:

Sin una atmósfera espesa, el agua en la superficie lunar iluminada por el sol debería perderse en el espacio (...) Sin embargo, de alguna manera lo estamos viendo. Algo está generando el agua y algo debe estar atrapándola allí".

La NASA ahora tiene la responsabilidad de determinar si el agua que SOFIA encontró es fácilmente accesible para su uso como recurso. Bajo el programa Artemis, la agencia "está ansiosa" por aprender todo lo que pueda sobre la presencia de agua en la Luna antes de enviar a la primera mujer y al siguiente hombre a la superficie lunar en 2024.

Varias fuerzas podrían estar en juego en la entrega o creación de esta agua. Los micrometeoritos que caen sobre la superficie lunar podrían depositar el agua en la superficie lunar tras el impacto. Otra posibilidad es que el viento solar brinde hidrógeno a la superficie lunar y provoque una reacción química para crear hidroxilo. La radiación del bombardeo de micrometeoritos podría estar transformando dicho hidroxilo en agua.

Jacob Bleacher, científico jefe de exploración de la Dirección de Misiones de Operaciones y Exploración Humana de la NASA, mencionó:

El agua es un recurso valioso, tanto para fines científicos como para el uso de nuestros exploradores (...) Si podemos utilizar los recursos de la Luna, entonces podemos transportar menos agua y más equipos para ayudar a permitir nuevos descubrimientos científicos".

La misión de SOFIA era observar objetos distantes y tenues como agujeros negros, cúmulos de estrellas y galaxias, pero el foco cambió por mera curiosidad. Tal como reveló la NASA este lunes, los operadores del telescopio suelen utilizar una cámara guía para rastrear estrellas, manteniendo el telescopio fijo en su objetivo de observación. Ahora bien, resulta que la Luna está tan cerca y es tan brillante que llena todo el campo de visión de la cámara guía.

Ante la falta de estrellas visibles, no estaba claro si el telescopio estaba rastreando la Luna de manera confiable. Para determinar esta hipótesis, en agosto de 2018, los operadores decidieron realizar una observación de prueba.

Naseem Rangwala, científico del Centro de Investigación Ames de la NASA en California, aclaró:

Era, de hecho, la primera vez que SOFIA miraba la Luna, y ni siquiera estábamos completamente seguros de si obtendríamos datos confiables, pero las preguntas sobre el agua de la Luna nos obligaron a intentarlo (...) Es increíble que este descubrimiento surgiera de lo que era esencialmente una prueba, y ahora que sabemos que podemos hacer esto, estamos planeando más vuelos para hacer más observaciones".

El telescopio SOFIA ofreció una nueva forma de mirar la Luna. Volando a altitudes de hasta 45.000 pies, este avión de pasajeros Boeing 747SP modificado con un telescopio de 106 pulgadas de diámetro en su interior, sube lo necesario para obtener una vista más clara del universo infrarrojo.

Esta iniciativa es un proyecto conjunto de la NASA y el Centro Aeroespacial Alemán. La aeronave es mantenida y operada por el Armstrong Flight Research Center Building 703 de la NASA, en Palmdale, California.