Por Kiara González y Diana Rodríguez – Estudiantes del Club D Squad

“La danza es el lenguaje oculto del alma” ―Martha Graham

El baile es uno de los mejores métodos para expresarse; se puede decir tanto, sin decir nada en realidad. Uno de los bailes con los que se puede expresar desde enojo hasta euforia es el ballet, he ahí la razón por la que se considera “la base de todo”. El ballet es una de las artes escénicas más conocidas y antiguas, su creación se remonta a la época del Renacimiento, entre los años 1400 y 1600; la primera escuela de ballet se creó en 1661 en Francia y se nombró “Académie Royale de la Danse”.

A lo largo de los años, se han conocido grandes artistas que han roto estereotipos tales como Alicia Alonso, que quedó ciega y a pesar de su discapacidad seguía impartiendo clases de ballet; Rudolf Nureyev, quien logró que el baile masculino se colocará a la misma altura que el femenino, y que el bailarín dejara de ser considerado la pareja de la primera bailarina; y Misty Copeland, quien en el 2015 logró ser la primera bailarina principal afroamericana del American Ballet Theatre.

A pesar de ser un arte, también es considerado un deporte, por lo cual también brinda beneficios físicos y psicológicos. En el ámbito físico, se puede ver elasticidad; buena postura; y, al ser un baile con tantas posiciones, permite la movilidad de la mayoría de los músculos, con lo que se evita que estos se atrofien. Por otra parte, en el aspecto psicológico, ayuda a la concentración, fomenta la agilidad mental, estimula la memoria y ayuda a prevenir enfermedades mentales tales como el Alzheimer.

Hay varios tipos de danza clásica: el ballet cortesano, el cual se generó a finales del siglo XVI y es una mezcla de música, canto, poesía, escenografía y coreografía, y en este, los participantes bailaban por turnos y al final todos juntos; el ballet de acción, que comenzó en el siglo XVIII y era un espectáculo narrativo a través de una coreografía en el que se representaban problemas cotidianos en tono de comedia; y el ballet romántico, que surgió a principios del siglo XIX y está inspirado en la corriente romántica que buscaba revolucionar el arte y romper con las ataduras, inclinándose por lo mágico, lo exótico y lo sensual. Geneviève Gosselin fue la primera que sorprendió al público bailando sobre la punta de los pies.

Otro tipo es la ópera ballet, que inició en el siglo XVIII, y cuyo propósito es divertir en medio de los actos. El ballet español, por su parte, es parecido al baile flamenco, aunque existen muchas coreografías adaptadas a piezas musicales que no son estrictamente flamenco. Por último, está el ballet moderno, que se basa en todos los anteriores e incluye diferentes técnicas en las que se utilizan puntas, se realizan rutinas, se limpia cada posición, se enfoca en los detalles, existe la armonía con el cuerpo y música, y hay fluidez de cada movimiento.

Muchas personas consideran que esta práctica se debe empezar desde pequeños, preferiblemente a partir de los 7 años, ya que se puede exigir un poco más de concentración por parte de los niños y es más fácil trabajar la flexibilidad del cuerpo en general. No obstante, esto no es del todo cierto, ya que hay varios bailarines que han empezado a la edad de 13 años o más, y llegan a participar en grandes compañías.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.