Por Abxel Vallecillo Chavarría - Estudiante de Ingeniería Química Industrial
Hace aproximadamente un año, la población costarricense recibió una lamentable noticia sobre el fallecimiento de 26 personas debido a la ingesta de “Guaro Montano” y otras marcas, las cuales —se detectó— estaban adulteradas con metanol (Ulate, 2019). Este es un compuesto químico tóxico para el ser humano, ya que no es eliminado fácilmente del organismo. El metanol se genera durante la fermentación de bebidas alcohólicas y es separado en procesos de destilación que se llevan a cabo a nivel industrial. Por otro lado, el “Guaro Montano” en Costa Rica, tiene altos niveles de demanda por su bajo costo; asimismo, afirma Naranjo (2019), este se encuentra registrado ante el Ministerio de Salud como producto de consumo. Sin embargo, ante los acontecimientos sucedidos, esta entidad dictó una alerta sanitaria a la población en general y posteriormente clausuró el lugar donde estaba siendo manufacturado el producto, debido a los incumplimientos de salubridad. Entonces, ¿en qué concierne al ingeniero químico esta lamentable noticia?
La controversia de este caso recae en el hecho de que precisamente es un producto que se encuentra registrado, es decir, tuvo que aprobar una serie de estándares de calidad para poder ser admitido y comercializado a nivel nacional. Asimismo, la persona que se encarga de cumplir con estos requisitos va de la mano con la labor del ingeniero químico como encargado en planta de producción. En este caso, como profesionales y por nuestros cargos en el área de química, es imprescindible cumplir con ciertas leyes, entre las más importantes y allegadas al tema son la Ley de Protección al Consumidor y Ley General de la Salud. Por esa razón, noticias como la anterior, nos hace cuestionarnos sobre la importancia que tenemos en esta área industrial y nuestros deberes éticos con respecto a la seguridad.
El artículo N° 6 del Código de Ética del Colegio de Ingenieros Químicos y Profesionales Afines de Costa Rica dicta que los colegiados rehusarán comprometerse en trabajos que no consideren beneficiosos para sus clientes o patronos, e inclusive, no deben aceptar cargos contrarios a las leyes. (Colegio de Ingenieros Químicos y Profesionales Afines, 2008). Parte de nuestros deberes como ingenieros químicos es tener total conocimiento de los materiales tratados en planta por lo que, si sabe que el metanol es sumamente tóxico a nivel de consumo humano, es nuestro deber supervisar los procesos en el que este compuesto sea efectivamente separado del producto final. Sin embargo, tal como mencionan Domínguez, Mackintosh y McCluskey (2019), cabe la posibilidad de que el agregado de metanol a las bebidas alcohólicas destiladas permita a los vendedores aumentar la cantidad de líquido y su potencial por lo que, en este caso, el ingeniero a cargo tenía conocimiento de los altos niveles de este compuesto presentes en la bebida, lo que puede tratarse de una grave infracción contra las leyes establecidas.
Así como este terrible accidente existen muchos otros más que inclusive han tenido graves consecuencias que trascienden a generaciones. Un claro ejemplo de ello es el caso que expone Serrano (2020) sobre las acusaciones contra empresas como Dupont, que han utilizado químicos que se relacionan con enfermedades como cáncer de riñón, cáncer de testículos, úlceras en el colon, infertilidad, hipertensión y afectaciones de la tiroides. Es por ello que las decisiones tomadas por los ingenieros químicos tienen un gran peso y aquellas acciones que atenten contra la seguridad ambiental, pública y laboral deben ser juzgadas y penalizadas.
