Moira Gilchrist, Vicepresidente de Asuntos Corporativos en Philip Morris International, fue una de las expositoras en el Foro Global sobre Nicotina 2020. En su ponencia, la doctora enfatizó en las dificultades e importancia de cambiar la naturaleza de una compañía para beneficiar la salud de los clientes.

A finales del 2016, Philip Morris reportó una inversión de 3.000 millones de dólares para dar la vuelta a la compañía y lanzar un dispositivo llamado iQOS, el cual permite consumir tabaco con un menor daño para la salud y viene a sustituir al cigarrillo tradicional.

El mensaje de la compañía, en aquel momento, fue claro:

Nuestro sueño es que no haya nadie que fume Marlboro".

La empresa estadounidense se propuso cambiar los hábitos de los consumidores de tabaco y sustituir el cigarrillo por un producto que es potencialmente menos dañino para la salud. La multinacional puso sobre la mesa diez años de investigación para llevar a cabo la transformación más radical de su historia.

¿Puede un leopardo cambiar sus manchas? La respuesta implícita es no, que una persona u organización no puede cambiar su naturaleza por mucho que lo intente. Pero me equivoqué. No hay mejor título para capturar la transformación que está experimentando mi compañía y el escepticismo al que nos enfrentamos".

Con estas palabras inició la exposición Moira Gilchrist en el Foro, que este año se realizó virtualmente a raíz de la pandemia. Para la vicepresidenta, el mayor problema de su transformación radica en el rechazo a su producto iQOS sin evidencia científica o un debate de altura sobre los beneficios que traerían las nuevas tecnología.

Nos hemos comprometido a sustituir los cigarrillos por mejores alternativas lo más rápido posible... Estamos cambiando, pero cuando esto se transforma en un reflejo como el rechazo de cualquier producto o cualquier evidencia científica que desarrollamos, a falta de cualquier debate, son los hombres y mujeres que fuman quienes más sufren"

Gilchrist es consciente que dejar de fumar es lo mejor para la salud, sin embargo, los índices de reducción tan bajos que muestra la Organización Mundial de la Salud obligan a buscar una opción que reduzca las enfermedades causadas a raíz de las toxinas que genera el cigarrillo tradicional al entrar en combustión.

Nuestra ambición es que para 2025, al menos 40 millones de personas hayan hecho lo mismo. Eso significaría 40 millones menos de fumadores en todo el mundo."

Estimaciones de Philip Morris International y la Organización Mundial de la Salud para 2025:

Gilchrist también enfatizó que, pese a la supuesta campaña negativa que hay frente a sus productos, el fumador valora las ventajas de iQOS y eso se ha visto en el crecimiento exponencial de los compradores desde su creación en 2016. Según PMI, 9,7 millones de fumadores cambiaron a iQOS en 2019.

Las organizaciones y las personas que han decidido no ver lo evidentemente obvio están participando en la censura científica. El resultado: confusión entre los fumadores adultos y los usuarios de productos libres de humo sobre si estos productos son mejores"

La vicepresidenta también puso ejemplos de países que han mostrado más apertura ante el cambio. Gilchrist indica que en Japón aún es prematuro hablar de datos consolidados, pero ya se observan indicios positivos entre el uso del tabaco calentado (tecnología de iQOS) y una disminución de las enfermedades relacionadas al fumado.

Esto es lo que pasa con la ciencia y la evidencia: con el tiempo, se vuelve imposible de ignorar. Si bien hoy en día no hay evidencia de enfermedades a largo plazo, estamos viendo datos prometedores en Japón con datos prometedores que muestran la relación secuencial entre la introducción de productos de tabaco calentado en el país y una disminución de las enfermedades más comunes relacionadas con fumar"

Moira Gilchrist concluyó la ponencia mencionando la necesidad de actuar inmediatamente. Según la doctora, el estímulo regulatorio adecuado y el apoyo de la sociedad civil puede acabar con las ventas de cigarrillos dentro de 12 a 15 años.

Permitir una revisión objetiva de la ciencia sin importar quién la traiga es lo menos que los defensores de la salud pública pueden hacer por los cientos de millones de hombres y mujeres que de otra manera seguirán fumando.
¿Qué medidas podemos tomar para maximizar la adopción y minimizar el uso no intencional? ¿Qué pasaría si aquellos que están luchando con uña y diente contra nuestros esfuerzos de reducción del daño en su lugar tuvieran la determinación de dejar sus sesgos a un lado y participar en esta conversación"

Si usted gusta, puede ver la charla completa de Moira Gilchrist en el siguiente video.