Como ciudadanos hemos cumplido con nuestra parte: asumimos y entendimos que vamos a tener que pagar más impuestos para poder pagar las cuentas del Estado. El costo no fue menor, el Gobierno puede decir misa de la capacidad de alcanzar grandes acuerdos que demostró tener Costa Rica pero a final de cuentas lo que evidenciamos fue todo lo contrario.
Sin ir muy lejos, a mediados del 2017 celebrábamos con bombos y platillos el Acuerdo Nacional que, solo meses después, quedó en alegrón de burro... a menos de que se le retome con fuerza y se le impulse de nueva cuenta. Ojalá.
Pero hay ejemplos más claros. Nos dividieron (y mucho) las elecciones. Nos dividió (y mucho) el plan fiscal. Las secuelas de la Huelga Nacional dejan no solo pérdidas en todos los frentes, sino una evidente lista de heridas abiertas y, lamentablemente, un numeroso grupo de personas muy, muy indispuestas.
Como lo hemos dicho en otras ocasiones: sus razones tienen. Nuestra democracia se está quedando corta y no es como que...