Los datos son innegables y revelan una realidad preocupante: las mujeres están subrepresentadas en los campos de la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Según la UNESCO, apenas el 35% del estudiantado que cursan carreras relacionadas con STEM son mujeres. Estas cifras se ven reflejadas también en el ámbito laboral, donde la participación femenina en roles STEM sigue siendo minoritaria. En Costa Rica, por ejemplo, la situación no es diferente, con apenas un 3,3% de mujeres participando en la carrera de ingeniería en computadores, en contraste con un abrumador 96,7% de hombres. Estas estadísticas no sólo son una llamada de atención, sino que nos invitan a reflexionar sobre la importancia de implementar programas de formación en STEM con un enfoque de género.

Es fundamental entender que detrás de estas cifras hay una serie de barreras y desafíos que las mujeres enfrentan en su camino hacia las carreras STEM. Desde una edad temprana, las niñas son influenciadas por estereotipos de género arraigados en la sociedad, que sugieren que las áreas de STEM son más adecuadas para los hombres. Estos estereotipos culturales y sociales pueden llevar a la creencia de que las mujeres no son tan competentes en estas áreas como los hombres, lo que influye en las expectativas y oportunidades que se les ofrecen. La falta de modelos a seguir femeninos en roles de liderazgo y en la industria STEM también contribuye a esta percepción, haciendo que las mujeres jóvenes tengan dificultades para visualizarse a sí mismas en estas áreas.

Además, las mujeres enfrentan sesgos de género y discriminación en entornos STEM, lo que puede manifestarse en la asignación de tareas, la promoción y el acceso a oportunidades de desarrollo profesional. La falta de apoyo y recursos, como acceso limitado a mentores, redes profesionales y financiamiento para investigación y proyectos, también puede obstaculizar su progreso en estas áreas. Todo esto contribuye a crear un ambiente laboral inhóspito para las mujeres, donde pueden sentirse poco escuchadas, inseguras en sus propias capacidades y temerosas de cometer errores.

Otro desafío importante que enfrentan las mujeres en STEM es el equilibrio entre vida laboral y personal. La falta de políticas de equilibrio entre vida laboral y personal, como el cuidado infantil asequible y el tiempo de licencia parental, puede hacer que sea más difícil para las mujeres equilibrar sus carreras en STEM con otras responsabilidades y prioridades personales. Este desequilibrio puede llevar a que las mujeres se vean obligadas a abandonar sus carreras o a renunciar a oportunidades de avance profesional.

En el caso específico del miedo al uso de la tecnología por parte de las mujeres y niñas, existen desafíos adicionales que deben abordarse. Los estereotipos de género que sugieren que la tecnología es un área más adecuada para los hombres pueden influir en las percepciones de las mujeres y niñas sobre sus propias habilidades y competencias en tecnología. Además, la brecha de género en la educación tecnológica, junto con la ansiedad por el rendimiento relacionada con el uso de la tecnología, puede aumentar el miedo o la percepción de que la tecnología no es para ellas.

También es imprescindible tomar en cuenta las características específicas de la audiencia femenina al momento de desarrollar los diseños instruccionales de estos programas educativos en STEM con una orientación hacia la equidad de género. Esto implica considerar una variedad de factores, como la edad, la condición socioeconómica, el nivel educativo, experiencia profesional y otros aspectos relevantes que pueden influir en las necesidades y preferencias de las mujeres como estudiantes. Al adaptar los diseños instruccionales para que sean más inclusivos y receptivos a las particularidades de la audiencia femenina, se puede mejorar significativamente la eficacia y la relevancia de los programas de formación en STEM, asegurando que todas las mujeres tengan la oportunidad de participar y prosperar en estos campos.

Ante este panorama, es evidente la necesidad urgente de implementar programas de formación en STEM con un enfoque de género. Pero, ¿qué implica realmente este enfoque? Va más allá de simplemente reconocer las disparidades de género en el campo STEM; implica abordar de manera activa y sistemática los desafíos específicos que enfrentan las mujeres y las niñas en su camino hacia las carreras STEM. Esto incluye no sólo la creación de oportunidades de acceso igualitario, sino también la implementación de estrategias que promuevan la participación activa y el éxito de las mujeres en estas áreas.

Un enfoque de género en la formación STEM implica, en primer lugar, la creación de entornos de aprendizaje inclusivos y acogedores, donde todas las personas se sientan valoradas y respetadas, independientemente de su género. Esto significa proporcionar un apoyo significativo tanto a nivel académico como emocional, reconociendo y abordando las barreras adicionales que las mujeres y las niñas pueden enfrentar, como la falta de modelos a seguir femeninos, los estereotipos de género y los sesgos institucionales.

Además, un enfoque de género en la formación STEM implica la incorporación de contenidos y perspectivas que reflejen la diversidad de experiencias y habilidades de las mujeres y las niñas. Esto puede incluir el desarrollo de currículos que aborden temas de género y tecnología, así como la integración de ejemplos y casos de estudio que destaquen las contribuciones de las mujeres en STEM y su impacto en la sociedad.

Otro aspecto crucial de un enfoque de género en la formación STEM es la promoción de la participación activa de las mujeres en actividades extracurriculares y oportunidades de liderazgo en el campo. Esto puede incluir el fomento de clubes y grupos de interés especializados en STEM para mujeres, así como el apoyo a iniciativas de mentoría y redes profesionales que conecten a las mujeres con modelos a seguir y oportunidades de desarrollo profesional.

Es importante resaltar que la implementación de programas de formación en STEM con un enfoque de género es fundamental debido a múltiples beneficios. Estos programas facilitan cerrar la brecha de género en áreas STEM, permitiendo una mayor participación y representación de las mujeres, promoviendo la igualdad de oportunidades. Además, fomentan la diversidad e inclusión al valorar y aprovechar las diversas perspectivas, experiencias y habilidades de personas de diferentes géneros, lo que contribuye a un ambiente de trabajo más dinámico. Identifican y desarrollan el talento potencial de las niñas y mujeres en STEM, construyendo una fuerza laboral más diversa y capacitada. Desafían y cambian los estereotipos de género al proporcionar modelos a seguir femeninos y promover la inclusión en STEM, contribuyendo a una cultura más igualitaria. Finalmente, el empoderamiento de las mujeres en STEM impacta positivamente en el desarrollo socioeconómico al contribuir a la innovación, el crecimiento económico y la resolución de problemas sociales y ambientales.

En conclusión, los programas de formación en STEM con un enfoque de género son fundamentales para promover la equidad, la diversidad y la inclusión en estas áreas, así como para desarrollar el talento y el potencial de las mujeres y las niñas en STEM. Esto no sólo beneficia a las mujeres individualmente, sino que también impulsa la innovación y el progreso socioeconómico en general. Es hora de tomar medidas concretas para cerrar la brecha de género en STEM y crear un futuro más equitativo y próspero para todas las personas.

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