En tiempos donde la democracia enfrenta tensiones y el autoritarismo se disfraza de soluciones rápidas, vale la pena volver a John Locke, el pensador que sentó las bases de la ilustración. Locke defendió tres principios que siguen vigentes: vida, libertad y propiedad como derechos naturales; un Estado limitado que existe para proteger esos derechos; y la educación como herramienta para formar ciudadanos libres y responsables.
Costa Rica es un ejemplo vivo de esa visión. Desde la Reforma Liberal de 1886, que instauró la educación gratuita y obligatoria, hasta la abolición del ejército en 1949, el país ha apostado por bienes civiles sobre el poder coercitivo. Hoy, la política de educación debería actualizar la idea lockeana: formar personas críticas, autónomas y tolerantes, capaces de convivir en un mundo digital y diverso.
Pero los retos son enormes: crimen organizado, desigualdad, recortes presupuestarios y polarización. ¿Cómo responder sin traicionar la brújula liberal? Con instituciones fuertes, transparencia radical y educación de calidad. Locke nos recuerda que el poder es fiduciario, no absoluto; que la seguridad no debe ser excusa para sacrificar libertades; y que la educación hace más por la libertad que cualquier decreto.
Invertir en educación, proteger datos personales, garantizar el debido proceso y fomentar la participación ciudadana mediante una prensa libre e independiente, el respeto y la independencia de poderes, son pasos concretos para mantener viva la promesa lockeana: un Estado que protege y facilita, nunca que estorba o impone. Costa Rica tiene la historia y la vocación para lograrlo. El desafío es no olvidar que la libertad se construye cada día, en las aulas, en las leyes y en la conciencia de cada ciudadano.
¿Queremos un país más seguro y próspero? Apostemos por la visión de Locke: más educación, más transparencia, más tolerancia. Porque la verdadera fuerza de una nación no está en la concentración del poder, sino en la formación de ciudadanos libres y responsables.
Renovemos el contrato social costarricense.
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