La seguridad de las mujeres en Costa Rica actualmente se ve cada vez más amenazada. El 2025 empezó con cifras terroríficas, sin embargo, a pesar de que esta situación no es nueva, sigue doliendo en los corazones de todas las mujeres. Desde la antigüedad, hemos sido y seguimos siendo atacadas de diversas formas y, a pesar de la lucha y el esfuerzo, queda mucho camino por recorrer para alcanzar una vivencia segura para todas.

Las estadísticas lo demuestran. Según datos del Observatorio de Violencia de Género contra las Mujeres y Acceso a la Justicia del Poder Judicial, en 2024 hubo un total de 82 casos de violencia hacia la mujer, de los cuales 26 fueron femicidios, 16 homicidios, y 40 siguen en investigación.

Para este año, en enero se reportaron cinco asesinatos a mujeres, tres de ellas en menos de un día. El incremento de la violencia contra la mujer genera conmoción y rabia en nosotras. Es evidente el carácter de emergencia nacional, pero a pesar de esto la ministra de la Condición de la Mujer, Cindy Quesada, y la administración Chaves Robles no lo creen así, a pesar de las solicitudes que han realizado miles de mujeres de distintos sectores, grupos etarios y condición socioeconómica siguen asegurando:

Nosotros contamos con políticas públicas y leyes que crean todo un sistema nacional para la atención y la prevención de la violencia. El marco jurídico está. Los recursos están”.

La insatisfactoria gestión del gobierno hacia esta tragedia nos deja a miles de mujeres jóvenes y adultas desprotegidas y en estado de alerta. En la conferencia de prensa del pasado lunes 27, la ministra expresó que, para declarar una emergencia nacional, el hecho debe ser fortuito, entonces, ¿tres asesinatos en menos de 12 horas son previsibles? Si es así, ¿por qué siguen ocurriendo? Es claro que brindar medios para denunciar la violencia o campañas de empoderamiento a la mujer no es suficiente para resolver todo el problema, no solo hablamos por las mujeres de la GAM, hablamos de mujeres en zonas rurales, muchas de ellas madres, jóvenes estudiantes, entre otras.

Por otro lado, en medio de esta crisis, el presidente Chaves presenta una iniciativa para endurecer las penas a quienes practiquen un aborto y sustituir los programas de educación sexual —temas controversiales para la sociedad costarricense­— con el fin de desviar la atención de los problemas ante los cuales no se han tomado las medidas necesarias. No podemos permitir que opaquen nuestro dolor.

Como mujer joven, comparto el miedo profundo de que algo me pase por el hecho de ser mujer, el terror colectivo que sentimos las que caminamos solas por la calle y la insatisfacción por la falta de acciones estatales, es inexplicable el sentimiento de angustia al ver reportes de mujeres desaparecidas de la edad de mis amigas o hasta de mi madre, este fenómeno ataca sin distinción alguna. Día a día nos colma un sentimiento de frustración al pensar qué pasará en nuestro futuro, y nos preguntamos: ¿cuándo será el día en que esta injusta realidad cambie?

Hace años, la lucha por la defensa de los derechos de la mujer se ha convertido en algo de gran trascendencia, hoy seguimos saliendo a las calles por una vida digna y segura para todas nosotras, la invisibilización de una crisis contra las mujeres, tan fuerte como la que atraviesa Costa Rica, sin duda desvaloriza todo lo que nuestras antepasadas han obtenido. Aún debemos continuar resistiendo unidas y con empatía.

Somos un colectivo plenamente diverso, estamos juntas las poblaciones más vulnerables del país, al final del día, solo nos tenemos a nosotras. En vísperas del Día Internacional de la Mujer, las insto a salir a las calles este 8 de marzo. Expresemos todo lo que llevamos adentro, demostremos a la sociedad machista que todas unidas somos fuego resultado del ardiente dolor que llevamos por dentro. Sigamos luchando y construyendo hermandad por todas.

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