Indicador se mantiene en este nivel desde el pasado 18 de octubre.
En su última reunión del año, la junta directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR) decidió mantener sin cambios su Tasa de Política Monetaria (TPM), en un nivel del 4,0%. Este indicador es clave para influir en las tasas de interés de la economía y guiar la inflación hacia su rango objetivo, establecido entre 2% y 4%.
DatoD+: La Tasa de Política Monetaria es la tasa de interés que el Banco Central usa como referencia cuando inyecta o recoge recursos en el Mercado Integrado de Liquidez (MIL). Se trata del principal instrumento de política monetaria que tiene el Central en su esquema de metas de inflación, y es el que define el corredor de tasas de crédito y depósitos que tiene la institución.
El economista Javier Cortes, Estratega de Inversiones de BN Valores, analizó el contexto y las implicaciones de esta decisión, destacando que mantener la TPM responde a la incertidumbre internacional sobre las tasas de interés en otras economías, especialmente en los Estados Unidos.
“Para una economía pequeña y abierta como Costa Rica, no es posible mantener desfaces permanentes respecto a las tasas de interés internacionales. Esto significa que probablemente el próximo año veremos una mayor prudencia del BCCR en sus movimientos de tasas”.
El Banco Central comenzó a aumentar la TPM a finales del 2021 para contener inflación y la llevó hasta un 9% en menos de un año. Tras la caída de la inflación desde marzo de 2023 el Central comenzó a reducir gradualmente la TPM hasta llevarla al 4,75% en abril anterior a 4.25% en setiembre y a 4% en octubre, nivel en el que ahora ha decidido mantenerla.
Según Cortes las reducciones de la TPM han tenido un impacto notable en sectores como el industrial, agrícola, comercial y de la construcción, al facilitar tasas de interés más bajas en créditos dirigidos a estas actividades. Sin embargo, la influencia de la TPM ha sido limitada en segmentos como el consumo, tarjetas de crédito y servicios.
El analista considera que las condiciones externas e internas han exigido un manejo prudente de la política monetaria, en un contexto global de incertidumbre y ajustes económicos.