Proverbio africano: 'Hasta que el león aprenda a escribir, cada historia glorificará al cazador'.

Ciertamente muchas personas han escuchado el famoso concepto del síndrome de la rana hervida, metáfora que ha servido para dar una explicación a la violencia intrafamiliar, violencia de género e incluso para aludir al calentamiento global y a cómo nos vamos acomodando a él sin darnos cuenta de que podemos llegar a morir. Hoy lo usaremos para hablar de Costa Rica, en su dimensión política y de acceso a la justicia. 

La parábola de la rana hervida es la siguiente, se pone una rana en una olla con agua, el agua junto con la olla va siendo calentada muy lentamente, la rana se va acomodando al aumento de la temperatura, se adapta. Al punto de ebullición del agua, la rana está agotada, no puede moverse y termina muriendo.

Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y barón de Montesquieu, francés, promovió en 1748 el espíritu de las leyes, en esencia la separación de poderes, tal cual le conocemos en este país: el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial. La finalidad de este sistema es promover el equilibrio y sobriedad entre fuerzas, no su corrupción ni impunidad. Muchos de ustedes sabrán, otros no, que estas son enseñanzas que se reciben en cívica y estudios sociales de la educación secundaria, así como en cursos de literatura universal en nuestras queridas universidades públicas. 

Costa Rica efectivamente se rige por estos principios filosóficos que dieron origen a nuestro Estado Social de Derecho tal cual le conocemos. En esencia la separación de poderes esta para garantizar el equilibrio entre las partes, de eso no hay duda. Pero he aquí el problema cuando las leyes, normas y decretos se politizan y unas dependen de otras... Ejemplo: a los magistrados les eligen los partidos políticos, ¿Hay separación entonces de poderes aquí?, ¿qué puede suceder cuando un poder elige a las magistraturas de otro poder? La miopía no dejar ver esto. 

Aquí aparece la primera metáfora de un pueblo con síndrome de rana hervida, por años este poblado se ha acostumbrado a que los partidos políticos elijan a nuestros magistrados y magistradas. La ciudadanía ha sido calentada lentamente sin darse cuenta, hasta llegar a ebullición sin la capacidad de poder defenderse.

Es el color político de quienes conforman el Poder Legislativo el que elige magistrados cuestionados, señalados y ligados a cuestiones que rozan la ética y la ilegalidad: nadie ha sido capaz de defenderse de esta situación histórica, ni mucho menos de cambiar esa realidad, misma que necesitaría respaldo político para una verdadera transformación. 

Otro ejemplo de rana hervida fue el periodo del bipartidismo, donde solamente se tenían dos opciones políticas, se era socialcristiano o perico. Años de años en este juego, la rana, el pueblo, había sido llevado a una ebullición en el que le era imposible pensar en nuevos colores políticos, en crear fuerzas políticas diferentes. El pueblo daba vueltas en un círculo enfermizo, se reventaban piñatas por todos lados, entiéndanse puestos. Hasta que la corrupción rompió el encantamiento, entonces un pueblo en síndrome comenzó a poder salirse de la olla hirviendo para sobrevivir y empezar a defenderse. ¿Cuántos años han tenido que pasar? Revisen la memoria histórica de esta tierra. 

Por otro lado, no es posible que nuestra Defensoría de los Habitantes siga siendo nombrada por los intereses de los colores políticos, se carece de toda objetividad, quien presida la Defensoría del pueblo no debería pasar por un voto político, mucho menos el favor político. Un ejemplo concreto es el caso de Ofelia Taitelbaum cuando la eligió su partido político Liberación Nacional en el puesto de defensora. La Defensoría de los Habitantes hace años debió ser sacada del Poder Legislativo, su nombramiento, su elección, debería recaer sobre el pueblo, sin embargo, se sigue como la rana hervida, con la incapacidad de proponer cambios estructurales que permitan una forma de elección diferente.

En la misma línea, aunque es la Corte Plena quién elige la representación de la Fiscalía General de República, hemos tenido fiscales generales ligados directamente a partidos políticos o serviles a ellos, eso es una realidad que no se puede obviar. La memoria viva de este pueblo no deja que esto sea una aseveración sin fundamento. Un ejercicio sencillo, traigan a sus memorias todos los actos de corrupción hechos por personas de los supremos poderes, mucha impunidad rodea desde siempre y ahora estos casos, un ejemplo más de síndrome de rana hervida, nuevamente la rana, el pueblo ha sido incapacitado para poder defenderse, la Fiscalía General de la República y el Ministerio Público debe demostrar que esto no es así, pero siguen debiendo. 

En consonancia con lo anterior, todos los casos de gran corrupción en este país que ni siquiera han llegado a juicio, se encuentran en su fase preliminar desde hace años, la famosa mora judicial. Señores, señoras magistrados ¿qué piensan ustedes de ello?, tienen ustedes libertad para ejercer la justicia, al cumplir su periodo de nombramiento y quieren una reelección. ¿Se les cobra políticamente su actuar? y ¿por eso en unos casos sí y en otros sí, pero no? Hay separación de poderes señor presidente de la Corte Suprema de Justicia, respóndanos con hechos y acciones parejas señor Orlando Aguirre, ¿entonces por qué no actuar? ¿qué se sigue protegiendo con la postergación de tan sonados casos de corrupción?  

¿Porque a unos sí y a otros sí, pero no? ¿Qué les hace diferentes del resto? ¿Cuál es la distinción? La justicia no debe tener favoritismos y hasta la persona más ingenua si se pone a pensar y reflexionar encuentra estas grandes contradicciones en la justicia costarricense y su proceder por años. Corte Suprema de Justicia, Ministerio Público, Asamblea Legislativa, nosotros el pueblo, la rana en síndrome, necesitamos una explicación, ante nuestra incapacidad de defendernos de su actuar y proceder ante tanta ebullición. 

La justicia jamás debería responder a colores políticos, los hechos parecen decir que sí, muchas organizaciones e instituciones están levantando la voz, defendiendo la llamada separación de poderes. Yo les digo respetuosamente a estas organizaciones cuando ustedes superen el síndrome de rana hervida, cuando ustedes integren un pensamiento sistémico, cuando la lectura sea desde una dimensión integradora de la realidad y no parcial, verdaderamente se estará haciendo un resguardo de nuestro Estado Social de Derecho, mientras lo sigan haciendo de forma parcializada seguirán protegiendo al gran tirano...

Les dejo otra gran verdad hecha poesía, la realidad que vivimos muchas personas con un pensamiento disidente: 

Represión política

Alguien me persigue, se esconde en la sombra de lo administrativo.

Alguien me persigue, se enconde en la sombra de los requisitos.

Alguien me persigue, se esconde en la sombra de los reclutamientos.

Alguien me persigue, se esconde en la sombra, sí en la sombra .

Alguien me persigue, me han guardado en el cajón del olvido.

Alguien me persigue, me han borrado de las bases de datos.

Alguien me persigue, alguien me cierra los caminos desde hace seis años.

Alguien me persigue, sí ellos, ellas y no dan la cara.

Oh mi defensa y mi canto es esta poesía.

Oh mi defensa y mi canto es esta opinión a seis años de represión.

— Marco Antonio Blanco Calderón

 

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