Con alguna frecuencia escucho en bucle una misma canción, lo usual es que me enviaje con algún one hit wonder de los 80s hasta que sin aviso a como llego la obsesión, se va, en esta ocasión Bette Davis Eyes ha sonado una y otra vez en mis oídos y cada vez que la escucho me da una rara sensación de bienestar que asocio con una libertad de juventud que en realidad no experimenté tal cual. Sí, viví la libertad de la juventud, pero lo que experimento con esta canción es un pseudo recuerdo de una sensación que nunca viví exactamente y aun así, la “recuerdo”. Es difícil de describir. ¿Les ha pasado? Por es esa sensación indescriptible la siguiente recomendación.
Mejor corto para reflexionar sobre lo vivido y la memoria:
La ruta natural (véanlo acá mismo o en YouTube):
La ruta natural es un palíndromo, es decir, una frase que se lee igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. Este es un cortometraje que visito cada cierto tiempo, le tengo especial cariño porque lo descubrí en una época que creo (siempre dudo de mi memoria) fue bastante feliz, el inicio de la universidad. El corto muestra el desconcierto que sufre un señor al repasar su vida desde el final hasta el inicio y no desde el inicio hasta el final, como la mayoría de nosotros vivimos la vida, ojo que no todos, y para muestra Benjamin Button. El corto es bellísimo. Ya que está acá, tómese nueve minutos y disfrútelo, le prometo no se va a arrepentir.
Ahora, con los hechos que efectivamente vivimos pasa algo similar, depende el día se pueden recordar más o menos fidedignamente, y dividiría los recuerdos en tres categorías que me saco de la manga en este momento, (i) el recuerdo desde el plano subjetivo, recordamos como nos sentimos cuando pasó algo, también lo podemos recordar y acá abro comillas muy grandes, (ii) “objetivamente”, según nuestros sentidos, recordamos sin adentrarnos en cómo nos hizo sentir el evento. Estos recuerdos a veces se pueden experimentar de manera relativamente independiente, sin embargo, con frecuencia ambos tipos se mezclan y entre imágenes y sensaciones se cuelan los (iii) recuerdos falsos. Por estos y muchos motivos más, no es de extrañarse que cueste mantenerse cuerdo. No sabemos hacía donde vamos porque ni siquiera sabemos bien c´pmo llegamos hasta este punto. Por esta reflexión la siguiente sugerencia.
Mejor película para cuestionarse la realidad de los propios recuerdos.
I'm thinking of ending things (véanla en Netflix): Para mí fue demoledora, es el relato de la memoria del protagonista, por eso a lo largo de la película vemos imágenes que se contradicen, se repiten, se distorsionan, esto mientras vamos repasando su vida. Sus pesares, sus conversaciones, los seres humanos que fueron parte de su historia aparecen y desaparecen y se intercambian. Todo esto podría hacer pensar que el relato es desordenado, y lo es, pero como lo es la memoria, entre el caos tiende a conservar un hilo conductor. A mi honestamente me parece una obra de arte, una película que nos pone a meditar sobre nuestra propia narrativa y nos hace reflexionar más allá del tema de la memoria, nos empuja a repensar sobre cómo vivimos el presente.
La memoria puede doler a veces, sin embargo, la memoria nos facilita la sensación de continuidad que necesitamos para seguir siendo nosotros y nos puede llevar a los viejos sitios donde amamos la vida. Perder la memoria sería el horror, sin ella nos perdemos nosotros y a todos los demás. Por estos temores la siguiente recomendación.
Mejor película para experimentar la mayor pesadumbre de la vida consciente.
Vortex (véanla en MUBI, una vez más, pongan MUBI): Esta debe ser la película más triste que he recomendado en esta columna, trata sobre un matrimonio ya muy mayor. La primera toma (o de las primeras, no lo recuerdo bien) de la película se me hace espectacular, ambos acostados en su cama, está amaneciendo, de pronto una línea corta la pantalla en dos, una grieta acaba de aparecer. Ella (Françoise Lebrun ) pierde la memoria aceleradamente y el (Dario Argento, si, el director de Suspiria) intenta cuidarla. El tema lo hemos visto antes, Amour (de Haneke, que grande Haneke) o The Father son grandes ejemplos de películas en donde se puede encontrar este tipo de relato, también lo encontramos en formato documental, en La memoria infinita (Netflix) o en Mientras seas tú (la recomiendo muchísimo, está en Filmin). Sobre la importancia de tener Filmin hablaremos luego, solo les digo que es aún mejor que MUBI y ya eso cosa seria.
En Vortex la pantalla se mantiene partida en dos a lo largo de toda la película y a dos cámaras independientes vamos viendo que hacen nuestros protagonistas, a veces en el mismo espacio, a veces por separado, nunca en el mismo plano. Esto se ha hecho antes, pero no por eso es menos llamativo. Para usar un concepto del terror, esto es un “drama elevado”, no hay manera de ver esta maravilla del cine sin sentir un poco del sentimiento trágico de la vida (hoy ando en plan: poeta maldito de Montes de Oca. ¡Qué cochinada!). Vortex es gran película, que gran soundtrack véanla, cuando la película termine no estarán felices y sin embargo estarán mejor.
Finalmente, si van al cine (y deberían ir) vean A quiet place: Day One. La mejor de la trilogía (y como es precuela la pueden ver aún sino han visto las otras dos), es emocionante de principio a fin, no tiene un pelo un de tonta, es terror/ciencia ficción bien hecho. Está en casi todos los cines del país.
Eso fue todo, espero que esta semana tengan muchos motivos para sentirse agradecidos. Gracias por leerme.