Los Feliz Boulevard es una calle larguísima que conecta las ciudades de Los Ángeles y Glendale en California. Un tipo de ingeniería desafiante para quien prefiere las urbes pequeñas, más zonas verdes y menos tránsito, como yo. Sin embargo, el derecho a ejercer mi voto fue más importante. Tan esencial como para soportar enormes filas de automóviles yendo y viniendo hasta finalmente llegar al Consulado. Nada parecido a lo que supone la felicidad.

¿A quién se le ocurriría el nombre “los feliz”? El idioma resulta ser la segunda frontera con la que nos enfrentamos los latinos en Estados Unidos. Por esta razón emergen nuevos interlenguajes, nombres y palabras como buscando cosas perdidas. O quizá sea un referente para indicar que la felicidad también se escribe de otras maneras.

Pienso en la segunda vuelta electoral ¿qué boulevard nos tocará transitar después de elegir a nuestro próximo presidente? Por lo pronto los niveles de abstencionismo son inquietantes y la insatisfacción política va en aumento. Nada prometedor para nuestro país.

Estoy acostumbrada a nombrar a Costa Rica con agradecimiento y nuestra democracia es una de las razones más importantes. Hoy quiero decir que el balotaje es casi que un deber cívico y, pese al descontento nacional, no es un buen momento para la abstención. Al contrario, votar sigue siendo un privilegio y una hazaña de libertad. No actuemos como si no supiéramos lo que va a pasar, al fin y al cabo uno de los dos va a gobernar nuestro país por los próximos cuatro años.

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