Por Yamní Isabel Delgado Obregón – Estudiante de la Escuela de Estudios Generales

La humanidad está presenciando una de las pandemias más letales de la historia: el actual coronavirus. Esta crisis no solo ha cobrado numerosas vidas, del mismo modo ha privado a la sociedad de su rutina diaria, ya que dentro de las medidas para mitigar el índice de contagio está el aislamiento social, el cual no solo mantiene a las personas encerradas en sus hogares, también obliga a cerrar o a limitar el acceso a lugares públicos de recreación como los cines, teatros, parques, bibliotecas, centros culturales, etc. Al inicio de esta situación parecía que no había un espacio para compartir el arte, la música, la literatura, la danza y el resto de disciplinas de contenido cultural; pero, una vez más, los seres humanos ingeniaron nuevas opciones para el desarrollo de esta área, y se logró así unir a personas de todas partes del mundo (UNESCO, 2020).

A pesar de que el coronavirus fue descubierto a finales del 2019, es considerado relativamente nuevo, aún se desconocen muchos aspectos. Esta la principal razón por la cual existe un protocolo de bioseguridad y se debe cumplir para reducir su propagación. Como bien se sabe, lo mejor es permanecer en cuarentena y evitar las aglomeraciones; por ello, los espacios de expresión son principalmente plataformas digitales a las cuales se accede desde la comodidad del hogar.

Las controversiales redes sociales han funcionado como medio de reunión, entretenimiento y comunicación; tal es el caso de Spotify que planea próximamente brindarle la opción a sus usuarios de encontrar conciertos virtuales que serán trasmitidos en directo, las entradas serán compradas mediante la plataforma de Eventbrite o Ticketmaster. Muchos artistas han utilizados sus redes para realizar en vivos para interactuar con su público (Mendiola, 2020).

A su vez, se han creado nuevas galerías virtuales para admirar obras de gran calidad como Place Gallery, Hamiltons y ArtDealers. Esta modalidad ha incrementado la cantidad de visitas y ha permitido que el arte sea compartido con personas de todo el mundo, lo único que se requiere es conexión a internet. Además de ser espectador, se puede ser crítico e inclusive comprar obras (Cultura Colectiva, 2018). En países como Guatemala se promueve la expresión artística y cultural, la cual se difunde por medio de una página llamada ADN502, la cual transmite programaciones continuas de presentaciones en vivo de artistas nacionales (UNESCO, 2020).

Finalmente, el ser humano es un ser social por naturaleza; por eso, esta situación de confinamiento le ha generado problemas de ansiedad, estrés y depresión, para los cuales ha encontrado un efecto calmante y de relajación por medio de la pintura, la música o la danza. El arte y todas sus disciplinas sí se han visto afectados por el virus, pues fueron los primeros en cerrar y cancelar eventos, y seguramente serán los últimos en abrir, pero no todo ha sido negativo, dado que las personas valoran más y reconocen la importancia del arte y la cultura tanto a nivel personal, por la salud y el bienestar, como a nivel de sociedad en general, pues favorece a la economía nacional.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  • Cultura Colectiva. (2018). 10 galerías de arte online. https://culturacolectiva.com/arte/10-galerias-de-arte-online
  • Mendiola, J. (2020). Así serán los conciertos virtuales: cómo disfrutar de directos desde casa. Retina. El País. https://retina.elpais.com/retina/2020/09/04/innovacion/1599213446_348894.h tml
  • UNESCO. (2020). En época de COVID-19 el mundo consume Arte y Cultura. https://es.unesco.org/news/epoca-covid-19-mundo-consume-arte-y-cultura