Por Maripaz Guevara Quirós – Estudiante de la Maestría en Gerencia de Proyectos
Según ScrumInc (2019), solo 41,62% de los proyectos ágiles son exitosos. El 46,92% presentan retrasos de tiempo, exceden el presupuesto o reportan clientes insatisfechos; el 11,46% fracasan por completo. Sin embargo, según el PMI, casi 75% de las organizaciones alrededor del mundo reportan usar la metodología a menudo o siempre (Burger, 2018). Evidentemente estos datos son contradictorios. No hay duda de que, actualmente, a nivel mundial la metodología ágil es de las más populares y está en el alza en el contexto de gestión de proyectos. Cuestionar este método es importante ya que no aplica para todos ni en todas las ocasiones. Sin embargo, no muchas organizaciones evalúan ni cuestionan qué tanto se adapta la agilidad a sus proyectos, simplemente por su popularidad y ruido en la industria. No siempre debemos hacer caso a la famosa frase “go agile” y, especialmente, cuando la planificación es de los aspectos más críticos en nuestro proyecto.
Ágil es una metodología moderna; quienes tienen años trabajando en proyectos deben volver a estudiar y certificarse. Además, esto le da una especie de reputación. Se ve como algo bueno cuando podemos decir “trabajamos con agile” o “estamos certificados en agile” precisamente por su popularidad actual. Como todo, tiene ventajas y desventajas, y el problema que todos debemos concientizar es que no es apto para todas las situaciones. En efecto, es débil en términos de planificación, no tanto en calidad, pero sí en tiempo y presupuesto. Se trata de desechar el concepto de fechas límite, es difícil determinar y reportar fechas concretas y, por el hecho de que es tan interactivo y cambiante el presupuesto, se puede ver afectado. Según el PMI (2020) las razones más comunes por las que falla ágil son la experiencia a inadecuada cola metodología, poca comprensión del cambio organizacional requerido, y la misma filosofía y cultura de la compañía donde chocan los principios organizacionales y con los valores ágiles.
Ahora bien, esta posición se podría contradecir al ver la otra cara de la moneda: las estadísticas positivas. Según PWC, los proyectos ágiles son 28% más exitosos que los tradicionales (Burger, 2018). Sin embargo, esto solo nos dice que los proyectos tradicionales también tienen altos índices de fallo. Así mismo, se podría argumentar que, en caso de que se siga al pie de la letra el manifiesto ágil, el proyecto será exitoso. En parte esto puede ser cierto, pero todo depende de la situación y las condiciones. Hay proyectos donde simplemente esta metodología no traería buenos resultados y por más que tratemos de replicar el manifiesto no sería posible. De aquí viene la problemática planteada: ciertas organizaciones no están evaluando cuándo es apto usar ágil. De igual manera, se podría señalar que si el líder del proyecto es experto en la metodología nos guiará al éxito. Si por la popularidad de la metodología se invierte en certificar a los project managers esto puede contribuir, pero no asegurara el éxito. Por experiencia puedo decir que es difícil y hasta contraproducente trabajar con clientes o miembros del equipo de desarrollo que no entienden el proceso y los conceptos ágiles.
Las estadísticas y argumentos presentados generan la base para la solución a este problema, la cual es bastante simple. La gerencia y personas relevantes de las empresas deben asegurarse de que, en caso de que se implemente ágil, se haga por las razones correctas y con los estudios y evaluaciones pertinentes. Esto traerá mejores resultados al incrementar los índices de éxito al usar esta metodología para planeamiento y ejecución. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que no hay receta ni solución perfecta para implementar una correcta planificación. Esta posición se debe aceptar porque actualmente en el mundo la metodología ágil está muy idealizada y constantemente falla por falta de conocimiento. Se debe aceptar que esta se adapta a proyectos con ciertas características y que, como todo, también trae desventajas y retos. No se puede regir solo con lo que los demás están haciendo.