San Pablo, Heredia. Me citó a conversar después de su entrenamiento diario en un club privado (de 4am a las 7am). Debo confesar que las mañanas me cuestan, pero el hecho de conversar con el principal diamante de la natación costarricense...lo vale. Obviamente para él las madrugadas no son problema, es la misma rutina desde que superó una enfermedad mortal y dejó la casa de sus padres hace un año.

Todo inició hace 7 años en Cartago, cuando su mamá le propuso a él y a su hermano que la acompañaran a nadar. En ese entonces tenía 8 años y el sentimiento bajo el agua le gustó…desde compartir con amigos hasta desconectarse por unos instantes de la realidad.

Sensaciones suficientes para empezar entrenamientos “serios” y que los éxitos llegaran de inmediato. Entre risas confiesa que “ser mordidos” es algo natural para los Bolaños, y por ende, fueron las medallas de oro en Juegos Nacionales y CCCAN la principal razón para decir: “Sí, esto es lo mío”

En Cartago, crecía como atleta y tenía una estrecha relación con su entrenador….hasta que el comité decidió sacarlo. Un hecho que a la postre lo sacó de su provincia natal con el fin de buscar más exigencia y seguir batiendo récords nacionales.

Para un atleta con este perfil, las ofertas no se hicieron esperar y pronto...uno de los entrenadores de la selección lo invitó a prepararse en el equipo privado: Wahoo Pro Team en Heredia. Opción muy atractiva pero que lo obligaba a dejar su casa y amigos.

En ese vaivén de decisiones, empezó a arrastrar una molestia en la espalda que aparentemente era una vértebra desplazada ¡Intentó todo tipo de tratamiento! Sin embargo, nada detenía el dolor. Desesperados encontraron un doctor que les recomendó una resonancia magnética y dio el empujón para ingresar de emergencia al Calderón Guardia.

-(Con voz entrecortada) Sánchez yo no sabía que uno se podía morir a los catorce años…

-(Una pausa) Pero, qué decían sus papás…

- (Más calmado) Mami no pudo ni tan siquiera recibir la noticia y papi no sabía que decir...

Un tumor en la espalda le estaba tocando los nervios, por lo que bastaron unos cuantos días para entrar al quirófano y 4 meses internado para la investigación. Para mí: la parte más triste de la historia y para Juanjo: un alivio que unió a la familia en oración y lo encontró con “amigos lindísimos” de hasta 100 años.

-Juanjo y al borde de la muerte...aún se piensa en el deporte?

-Yo sí lo pensaba. En realidad lo vi como la pausa perfecta para convencerme que deseaba nadar más e irme para Heredia con la misión de recuperar mis tiempos.

Podrán imaginar el colapso que me generó la respuesta...¡Esto no me lo explica nada ni nadie! Sigo sin creer que se atreve a verme a los ojos y asegurarme que no sueña con ir a las olimpiadas a pasear...sino con la disposición de ganarle nuevamente al destino.