La semana pasada mencioné que los jóvenes tienen en sus manos el potencial para cambiar el mundo. Greta Thunberg, fundadora de Fridays For Future y referencia mundial contra el cambio climático, le dijo a los senadores americanos que “ella sabía que ellos estaban tratando [de luchar contra el cambio climático], pero que sus esfuerzos no eran suficientes”. El activismo de Greta la ha llevado a convertirse en una líder mundial redefiniendo la conversación alrededor del cambio climático. Y como ella hay cientos. Aunque es más fácil ponerle una cara a un movimiento, hay cientos de jóvenes sin nombre alimentando la primera línea de ataque, como en la Primavera Árabe, y las protestas en Venezuela y Nicaragua. Estos activistas han demostrado consistentemente el verdadero poder de la presión ejercida por los jóvenes.

Es claro que tengo un profundo respeto por los activistas y por los agentes de cambio, un respeto que me pone en una posición incómoda con respecto al Movimiento Estudiantil de Secundaria (MEDSE), una posición que considero que es un reflejo del debate a nivel nacional en Costa Rica. Por un lado, es de admirar la capacidad de la cúpula del movimiento de generar presión, con un mínimo apoyo del estudiantado —por ejemplo durante el cierre del CTP de Pital, únicamente 10 estudiantes mantuvieron el colegio cerrado afectando a 1340 estudiantes interesados en estudiar— la administración, y el MEP. Aún así, lograron ser legitimados por el presidente de la República, e incluso contribuir a la destitución del ministro de Educación. Ahora, empoderados, se manifiestan en contra de lo que únicamente puedo describir como un arroz con mango político: Pruebas Faro, pensiones de lujo, Ley de Regulación de Huelgas, Educación Dual, y desde hoy los exámenes de admisión a las universidades públicas.

Por otro lado, es imposible apoyar un movimiento que consistentemente se ha refugiado en la divulgación de noticias falsas. Además, han dejado en evidencia que se encuentran bajo una influencia tergiversada de ciertos miembros del movimiento sindical y ciertas figuras políticas, conocidos y re-conocidos por utilizar noticias falsas como armas de manipulación masiva y sabotaje al país. No obstante, lo más peligroso es que MEDSE, sus métodos, y alianzas están drenando el posible apoyo a otros movimientos jóvenes. Mi Facebook y los comentarios en los periódicos nacionales están inundados de insultos y mensajes abogando por el desmantelamiento de MEDSE más por ser liderado por jóvenes y menos por haberse convertido en un vehículo de manipulación y difusión de noticias falsas.

Con esto en mente, hago hincapié en tres puntos. Primero, la violencia nunca es sana y es caer en el juego de los arquitectos de MEDSE, sean quienes sean. Segundo, no es justo discriminar el trabajo de los jóvenes únicamente por ser jóvenes. Tercero, y más importante, todo en la vida tiende a un equilibrio y MEDSE, con todos sus errores y horrores, ha creado un espacio para un movimiento legítimo de estudiantes de secundaria, conformado por miembros de diferentes gobiernos estudiantiles, que luchen por los intereses legítimos de los estudiantes a nivel nacional.

Hay muchas personas interesadas en apoyar un nuevo movimiento estudiantil. Desde mi posición como activista y representante de PeaceFirst Latinoamérica me comprometo a brindarles mi apoyo a través de plataformas transparentes y legítimas para construir un movimiento que utilice correctamente su posición de poder.

Ahora, esta en sus manos, construir un nuevo movimiento que merezca un lugar en la mesa o ser representados por MEDSE.

Me pueden contactar por Instagram a 10menos9 o por correo a [email protected].

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