La separación de las elecciones municipales es vital para el Desarrollo Local en Costa Rica.

En el complejo entramado de decisiones políticas que moldean el futuro de nuestro país, la separación de las elecciones presidenciales de las municipales emerge como un principio fundamental para el progreso de nuestras comunidades locales. Es imprescindible comprender que esta separación no solo obedece a criterios administrativos, sino que responde a una profunda necesidad de fortalecer el tejido democrático y promover el desarrollo integral en cada rincón de nuestro país.

La descentralización se erige como un pilar esencial en este proceso. Reconocemos que cada comunidad posee realidades y necesidades particulares que deben ser abordadas de manera específica y adaptada a su contexto. La descentralización permite que cada municipio tenga la autonomía necesaria para buscar los medios más adecuados para su desarrollo, ya sea fomentando la creación de empleo, fortaleciendo la infraestructura local o mejorando los servicios básicos para sus ciudadanos. Al unir las elecciones, corremos el riesgo de diluir esta autonomía y homogeneizar las políticas, ignorando las particularidades y limitando el potencial de crecimiento de nuestras comunidades.

La transparencia y la rendición de cuentas son otros pilares fundamentales que se fortalecen con la separación de las elecciones. Al mantener los procesos electorales separados, podemos prestar una mayor atención a los resultados y a la gestión de los funcionarios electos a cada nivel de gobierno. La transparencia garantiza que los recursos públicos se utilicen de manera eficiente y en beneficio de la comunidad, mientras que la rendición de cuentas asegura que los representantes electos sean responsables ante sus ciudadanos. La unión de elecciones podría diluir este escrutinio y dificultar la supervisión efectiva de la gestión pública, poniendo en riesgo la confianza en nuestras instituciones democráticas.

Además, la separación de las elecciones ayuda a evitar influencias indebidas en el proceso electoral. Al mantener las elecciones municipales separadas de las presidenciales, reducimos la posibilidad de que los resultados se vean distorsionados por factores externos, como la popularidad o impopularidad de un presidente en funciones.  También evitamos que temas nacionales eclipsen asuntos de relevancia local, garantizando que las necesidades y preocupaciones de cada comunidad reciban la atención que merecen.

Es por esto que sorprende el dictamen positivo de la Comisión Especial de Reformas al Sistema Político y Electoral de Estado de la Asamblea Legislativa, sobre el Proyecto de Ley 23.229, que pretende unificar las elecciones nacionales y municipales, convirtiéndose en una afrenta directa contra los principios democráticos que han definido a Costa Rica.

Esta propuesta no solo ignora la importancia de la descentralización y la autonomía municipal, sino que también coloca a los partidos cantonales en una situación de franca desventaja, socavando así la diversidad política y el equilibrio democrático en nuestro país.

Una de las principales preocupaciones con respecto a este proyecto radica en su impacto desproporcionado en los partidos cantonales, quienes carecen del músculo financiero necesario para competir en una campaña presidencial a gran escala. Al unificar las elecciones, se favorece injustamente a los partidos nacionales, que tienen mayores recursos y una presencia más consolidada a nivel nacional. Esta disparidad financiera distorsionaría el proceso electoral y limitaría la representación genuina de las diversas voces y necesidades de nuestras comunidades locales (cabe mencionar que como partido cantonal, el Partido del Sol no recibió solicitud de consulta sobre este tema).

Además, el proyecto de ley fortalecería la posición de los partidos nacionales que buscan la [residencia de la república, ya que al haber más cargos en juego durante la campaña, el ganador de la elección presidencial podría arrastrar consigo la mayoría de las municipalidades. Esto no solo tendría consecuencias en términos de configuración política, sino que también impactaría en las estructuras clientelares que suelen prevalecer en las municipalidades, comprometiendo la independencia y la integridad de la gestión pública a nivel local.

Otro aspecto preocupante es la invisibilización absoluta del proceso de elecciones municipales que resultaría de esta unificación. Las elecciones nacionales acapararían toda la atención mediática y el debate público, relegando las necesidades específicas de cada comunidad y los asuntos locales a un segundo plano. Esto no solo debilitaría el vínculo entre los ciudadanos y sus representantes locales, sino que también dificultaría la supervisión y el escrutinio efectivo de la gestión municipal.

La separación de las elecciones presidenciales de las municipales es una medida vital para fortalecer nuestra democracia y promover el desarrollo integral en Costa Rica. El Proyecto de Ley 23.229 representa una amenaza seria para la democracia costarricense y para el principio de autonomía municipal. Es imperativo que rechacemos esta propuesta y defendamos la separación de las elecciones como una salvaguarda esencial de nuestra democracia y del desarrollo integral de nuestras comunidades.