En caso que a los expertos que se refiere la propuesta mencionada por la presidenta Ejecutiva de la Caja Costarricense del Seguro Social sean sismólogos, es importante que se conozca la diferencia entre ser sismólogo en un lugar desértico y sin volcanes como la parte central y sur California, en donde el desplazamiento de las fallas activas se preserva en el paisaje y un lugar tropical como Costa Rica, en donde la meteorización intensa y los depósitos volcánicos y sedimentarios ocultan las evidencias del desplazamiento de las fallas.

Por esta condición, el geólogo y sismólogo tropical debe desarrollar una destreza, que no requiere su contraparte que trabaja en otras latitudes, para identificar rasgos sutiles del paisaje, suelo y subsuelo que muestren actividad tectónica reciente. Por eso, traer a Costa Rica o consultar a geólogos y sismólogos sin esa destreza y sin datos, no mejorará la capacidad ya existente en el país.

El indicativo inequívoco de que hay fallas activas en lugar, como el Valle del Guarco, es la presencia de actividad sísmica; sismos con profundidades menores que 15 km indican movimientos de bloques en la corteza o fallas tectónicas. Algunas de estas fallas llegan a la superficie, pero otras no tienen manifestaciones superficiales. Es la localización precisa de esos sismos lo que permite ubicar las fallas en profundidad.

Cuando la separación entre estaciones sismológicas es de decenas de kilómetros, los errores en la ubicación de los sismos son de algunos kilómetros. Es por esto por lo que en lugares donde hay muchas fallas y muy cercanas unas de otras, no se puede determinar precisamente cuál falla generó un sismo en particular.

Por esa limitación es que el Observatorio Vulcanológico de Costa Rica, de la Universidad Nacional (OVSICORI-UNA), junto con colegas del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) y de la Universidad de Washington, trabajamos durante la segunda mitad del año 2022 en una propuesta a la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (USAID/BHA, por sus siglas en inglés), para la adquisición de 80 estaciones sismológicas portátiles (nodos sísmicos) que complementarán las 20 que ya posee el OVSICORI-UNA.

La propuesta, que fue remitida y aprobada en el año 2023, contempla iniciar la instalación de estos nodos sísmicos en el Valle del Guarco, con estaciones separadas unos pocos cientos de metros. Se trata de un proyecto de sismología urbana mediante el cual registraremos por varios meses, de 6:00 PM a 6:00 AM, la microsismicidad que ocurre bajo la ciudad de Cartago para intentar localizar sismos con errores de decenas a pocos cientos de metros. Esperamos con esto poder cartografiar la ubicación de las fallas activas en el Valle del Guarco y estimar así su potencial. Los instrumentos llegarán al país durante el primer semestre de 2024 y los instalaremos en el segundo semestre. Para ello vamos a requerir la colaboración de los habitantes del Valle del Guarco para alojar sismómetros en los patios de sus casas.

Si hay muchas fallas en una región y no se conoce la ubicación de estas, mover una obra de infraestructura de un lugar a otro sería equivalente a mover la obra de una falla a otra. Lo que sabemos es que las fallas en el Valle del Guarco son de poca longitud y por lo tanto no pueden generar sismos de gran magnitud (por encima de 6.5). Por eso, si siempre habrá una falla cercana, lo importante es alejarse lo máximo de su expresión en superficie y construir edificaciones resistentes, asunto que ya, de por sí, de hace bien en Costa Rica.

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