La historia económica del país ha pasado por diversas etapas, y es necesario rememorar el siglo XIX cuando la exportación de café fue el primer promotor del crecimiento costarricense. Este crecimiento se vio también reflejado en la gran cantidad de inversión que derivó de las decisiones de época, como lo fue el fortalecimiento de la educación pública, la abolición de la pena de muerte y cómo olvidar la reforma agraria de Tomás Guardia. Ejemplos de lo que en su momento era un estado moderno de los 1800.

Luego de esto, entrado el siglo XX, se entendió que no era posible depender de un solo producto agrícola de exportación, y es cuando se diversifica la economía con la producción de banano y piña. Pero este avance se vería frenado no solamente por las dos guerras mundiales, sino también por conflictos internos que en 1948 llevaron a una guerra civil. Pero esto no fue impedimento para que el país se quedara en el pasado en su política social; la educación continuó su avance con la creación de la UCR en 1940, y la calidad de vida de los costarricenses sería impactada a su vez con la creación de la CCSS en 1941. Luego de la guerra civil, y a pesar de los daños que causó en la sociedad de esa época, esto, sumado a la igualdad de género, dando derechos constitucionales a las mujeres para elegir y ser electas, es evidencia de las aspiraciones costarricenses de jugar un rol importante en el mundo.

Es en 1980 cuando surge un cambio en las políticas comerciales del país; el aumento de la deuda externa conllevó a una crisis económica que facilitó la implementación de acuerdos para la apertura comercial, como un período de liberalización económica. Siendo 1990 con la creación de las zonas francas y la entrada al país de Intel que se crea un parteaguas en las aspiraciones de competitividad del país, buscando un enfoque que es visible en la actualidad, en donde ha firmado TLC y acuerdos de cooperación económica con regiones como la Unión Europea, Corea del Sur, China y Estados Unidos. Es evidente que los costarricenses aspiramos a ser una economía moderna de desarrollo tecnológico, innovación y servicios.

De la mano con la sostenibilidad, que ha sido la bandera para atraer inversión extranjera directa (IED), Costa Rica se ha planteado desde antes a competir con los grandes; ejemplo de eso mismo han sido los esfuerzos para ser aceptados en la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en donde nos codeamos con los países que tienen mayor cantidad de inversión en Inteligencia Artificial y tecnología en general.

Con todo este background entonces uno se pregunta, ¿qué tiene que ver las jornadas extenuantes de 12 horas con el modelo de desarrollo económico y social que ha trabajado el país por más de 40 años? La excusa es que este tipo de jornadas permitirían que las empresas se posicionen fuera del Gran Área Metropolitana, pero entonces estaríamos condenando a las zonas de la periferia a someterse a un modelo económico por el que la GAM pasó en los 80s, una economía de maquilas y sin especialización, en donde como país es difícil competir contra gigantes como China, Bangladesh y algunos países vecinos centroamericanos, en donde la mano de obra es más barata que Costa Rica, porque desde siempre hemos buscado caracterizarnos no por ser baratos, sino por la calidad de la mano de obra y la especialización. Es por eso que tenemos un liderazgo en la fabricación de microchips, dispositivos médicos, servicios financieros y diseño de videojuegos, por mencionar algunos ejemplos.

El impulso de las jornadas extenuantes de 12 horas es la prueba más evidente de que el Estado acepta su incapacidad de llevar fuera de la GAM educación y calidad de vida a las personas. Es el Gobierno de la República aceptando su incapacidad e interés en generar un verdadero desarrollo que tenga en cuenta a las personas como prioridad, dejándolas a merced de un inoperante Ministerio de Trabajo y Seguridad Social que en múltiples ocasiones ha evidenciado su poco o nula capacidad de llevar a cabo investigaciones. Son los diputados aceptando que nosotros, trabajadores, no les importamos, porque se niegan a dar recursos al MTSS y le niegan la capacidad de hacer visitas sorpresa a los centros de trabajo.

Algunos se esconden detrás del argumento de que estas jornadas serán voluntarias u opcionales, pero conversando un día de estos con un amigo, me contó que lo van a obligar a trabajar el 25 de diciembre. Esto a todas luces ilegal, pero la empresa amenaza con tomar represalias. Imaginando que ni siquiera un feriado de pago obligatorio es posible tomar sin recibir amonestaciones o castigos, ¿realmente los diputados creen que una sola persona va a tener el músculo para negociar acuerdos de este tipo contra un patrono del que depende no solo su comida, sino la de su familia? ¿Con un 43,7% de las madres, jefas de hogar pretenden que estas tengan la capacidad de negociar su sustento y el de sus hijos?

Al Gobierno de la República y a la mayoría de la Asamblea Legislativa no les importamos, somos monedas de cambio para sus intereses e ideologías trasnochadas, esperando un goteo que nunca llega, son incapaces de tener un pensamiento estadista y a favor de las personas, como ha existido en gran parte de la historia tica.

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