Una verdad incuestionable es que siendo el Poder Judicial una institución con una estructura y administración absolutamente verticalista, existe una relación de suyo compleja entre la cúpula, los jueces, fiscales y defensores.

Unos y otros buscan establecer lazos que de mutuo necesitan para los más diversos menesteres.  Hay jueces privilegiados con estrechas relaciones con magistrados poderosos y, a su vez, magistrados que se han beneficiado de su cercanía con los jueces y sus organizaciones gremiales.  El tema, reitero, es complejo y contamina en mucho a la institución.  Por ejemplo, el presidente de la Corte, un gran juez, no ha sabido nunca distinguir entre su rol de presidente de la institución y el de la defensa del gremio de los jueces.  Esta elemental diferencia le ha impedido levantar la imagen del Poder Judicial, porque siempre confunde los conceptos. Cuando tiene que defender la institución habla para la gradería y cuando tiene que defender al gremio, no acierta.  El resultado ha sido una imagen en caída libre, trance en el que ha hecho añicos su propia imagen, la del gremio que pretende defender y la del Poder Judicial como institución.  Es curioso que siendo esto tan elemental incluso haya ex-magistrados que escriben panegíricos en defensa del presidente de la Corte cuando se le ataca, como si el ataque al magistrado Cruz lo fuera siempre a sus condiciones de Juez.

Estoy tan consternado como lo puede estar cualquier costarricense decente que haya tenido conocimiento del infausto nombramiento del magistrado Jesús Ramírez Quirós como presidente de la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia.  Esta estrella del firmamento, como lo llamé en un artículo anterior, gracias a sus enormes y perennes cuestionamientos se ha convertido en una especie de vergüenza judicial. Su longeva permanencia en el cargo no sólo ha cercenado un refrescamiento necesario de la Corte, sino también se ha convertido en vitrina que expone en forma permanente la asquerosa contaminación política de la alta magistratura.

¿Cuál es la grata sorpresa?  El Sindicato de la Judicatura (SINDIJUD) y la Asociación Costarricense de la Judicatura (ACOJUD), se han manifestado en contra de ese aciago nombramiento.  En su última reelección algunas asociaciones gremiales le sirvieron de muletas.  Se ha cambiado la complicidad por la valentía y la connivencia por la separación. Ahora sólo cuentan con la complicidad de sus compañeros de Sala que deberán asumir la responsabilidad de un apoyo censurable. Con todo, ¡Qué grata sorpresa!

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