— La materialización de todos los males; así de fuerte viene el Informe del Estado de la Nación que el programa que lleva su nombre, le presentó este martes a Costa Rica.
— El informe hace referencia a una visualización de lo sucedido entre el 2017 y principios del 2018 y presenta los retos que como país tenemos hoy encima. El panorama es tan desalentador, que el Director del Proyecto, Jorge Vargas Cullell, lo presentó así:
Presentamos el Informe en una época de tensión nacional. Lo dice su portada: un cable bajo fuerte presión. Una imagen dura, pero inevitable, en estos tiempos que vivimos. Este Informe es una metáfora muy directa al cable parcialmente reventado en el que se encuentra nuestro país.
— El documento hace una revisión del estado económico, social, ambiental y político de un año particularmente complicado y agrega un apartado en el tema de transportes, que refiere al estado vial y estructural de nuestras calles.
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— No es como que no sepamos que el periodo 2017-inicios de 2018 fue dificilísimo —gracias a una agotadora contienda electoral— pero el Informe sí fue enfático al señalar que ahora, a nivel país, el tema parece haber dejado de ser la lucha por un modelo económico A o por uno B, dirigiéndose más bien a un espectro mucho más de convivencia social, es decir, a si estamos dispuestos o no, a convivir y a respetarnos los unos a los otros.
— Sin embargo, a pesar de los pesares y de las voces que desde redes sociales gritaban que en la segunda ronda hubo fraude, como país salimos con una democracia más fortalecida y con mayor confianza en el proceso de elección, aunque no sea así con el balance del sistema de gobierno, luego de un año en el cual la desconfianza tocó todo, como un… pulpito, con escándalos en los tres poderes de la República.
— Además de la corrupción, uno de los temas de alerta de este periodo fue que la Asamblea Legislativa sigue aprobando leyes que otorgan derechos que no se sabe cómo pagar, lo que se traduce en ¿adivinen qué? nuevas presiones a los gastos del Estado. El PEN llama a este proceso una “legislación irresponsable”, un término radicalmente diferente al de "promesas democráticas sin sustento económico" que se usó en informes anteriores.
— El 2017 fue un año de una marcada desaceleración económica que golpeó distintos costados del país; se registró una de las pérdidas de empleo más altas de las últimas dos décadas: 30 mil puestos menos en total. La reducción afectó a los grupos más vulnerables de la población costarricense: mujeres, jóvenes y trabajadores no clasificados.
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— Lo anterior provocó una reducción en los ingresos de los hogares que nos llevó a una reducción en el consumo y por ende, a la disminución de los montos de recaudación del Ministerio de Hacienda. Si a eso le sumamos la reducción en la inversión extranjera... nos compramos todos los números del Mayor, y claro, ahora estamos en medio de una crisis fiscal y prendiéndole velas al Santísimo, para que el dólar no llegue a los 700 colones de aquí a fin de año.
— El único componente del PIB que creció el año pasado fue el del consumo del Gobierno Central, el cuál es un tema de cuidado, según detalla el Informe.
— ¿Por qué? Vamos a ver: según el apartado social del documento, el 34% de los ingresos del Estado se enfocaron en ayudas sociales a las personas más necesitadas. Si en este contexto económico, optamos como país por reducir este rubro (como ya se ha hecho en el pasado) la pobreza extrema podría aumentar hasta en 4,2 puntos porcentuales y la total en 3,6...
— Va así: si las transferencias a los comedores y centros de cuido se eliminasen, 91.798 personas caerían en la pobreza extrema y si le quitamos los fondos a quienes dependen de los servicios y transferencias del Estado para subsistir, llámese los beneficiarios del IMAS, Avancemos, Fonabe y demás, estaríamos arrojando a la pobreza extrema a 102.459 seres humanos de 41.835 hogares.
— El desafío costarricense consiste en aplicar medidas de contención del gasto público sin afectar a los sectores más pobres y vulnerables (es decir, sin desfinanciar las políticas selectivas) para lo que se requiere mejorar la eficiencia de los programas sociales y recortar el gasto público que no sea productivo.
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— En el tema ambiental el PEN señaló alarmantemente que la mitad de los costarricenses no tienen ni idea de cómo gestionar de manera adecuada sus residuos sólidos.
— La burbuja de país verde se desinfla un poco cuando nos damos cuenta de que el 72% de nuestro motor económico se basa en el uso de derivados del petróleo, y aún así un tribunal dijo que RECOPE, único distribuidor de esa fuente de energía, no es un servicio esencial.
— Sin embargo, y a pesar de ese petrolero panorama, el PEN sí señaló que el año pasado fue uno de los que más acciones colectivas tuvo en materia ambiental, con al menos 29 organizaciones trabajando en temas de espacio urbano, movilidad y transporte.
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— El Informe del Estado de la Nación 2018 no es nada bonito ni fácil de leer, estamos seguros de que en Presidencia y en la Asamblea Legislativa concuerdan con nosotros. Por eso cerramos este punto con esta cita del Presidente del Consejo Nacional de Rectores, Marcelo Prieto:
No sabemos cuánto más resistirá el cable, el Informe es un llamado a la toma de decisiones.
— Es hora de ponernos de acuerdo, antes que esto se reviente. Pueden encontrar el Informe completo en la página web del Programa Estado de la Nación.
Esta nota es parte del Reporte: PEN: el país pende de un cable... parcialmente reventado