Las noticias falsas son un fenómeno que circula en redes sociales sin aparentes consecuencias. Mucha gente cree lo primero que lee y lo comparte sin pensarlo dos veces, en especial cuando se trata de temas que apelan a nuestros temores más básicos. ¿Qué podría provocar más alarma y conmoción que la idea de una banda que roba niños? De haber sucedido, sería uno de los casos más graves registrados en Costa Rica.

El problema es que, por más atemorizante que pueda parecer, difundir una noticia con el afán de prevenir no siempre es buena idea… particularmente si su veracidad es incierta. Podríamos estar poniendo la vida de alguien en peligro y justamente eso fue lo que pasó este lunes.

Varios grupos de encuestadores se encontraban realizando un estudio en coordinación con la Fundación Paniamor (aquí vale aclarar que existe una diferencia entre el PANI, que es una institución gubernamental, y Paniamor, fundación enfocada en ayudar a la niñez), sobre el uso de las tecnologías de comunicación e información en niños y jóvenes entre los 9 y 17 años. Para hacer esto, los encuestadores (entre los que se cuentan padres y madres de familia) fueron capacitados y dotados de una tablet con un cuestionario especializado, un gafete de identificación y un chaleco con el logo de la fundación. Estos profesionales de las ciencias sociales informaron en cada casa sobre los objetivos del estudio y pidieron hablar siempre con adultos responsables para solicitar su consentimiento.

A raíz de los temores alimentados por las noticias falsas sobre la supuesta banda filipina roba niños, tres comunidades ataron aparentes cabos y decidieron tomar la justicia en sus manos, privando a los encuestadores de su libertad de tránsito. En uno de los casos hubo serias amenazas y la situación estuvo cerca de un desenlace violento. Afortunadamente, con ayuda de la intervención policial, se logró aclarar el malentendido, pues los encuestadores se encontraban haciendo su trabajo de forma honesta.

Sin embargo, cuando se resolvió el tema, ya se habían grabado videos de los encuestadores y difundido fotos de los vehículos con sus números de placa. Los dueños de los carros fueron calumniados injustamente y, pese a que las personas que originaron la noticia quisieron aclarar el error, las imágenes ya habían sido compartidas en varios grupos de Whatsapp y páginas de Facebook.… con cientos de comentarios incitando a la violencia en contra de los supuestos roba niños.

Cuando uno señala a otra persona en redes sociales, puede -sin quererlo-  exponer la integridad de ciudadanos inocentes… de ahí que sea un delito hacer acusaciones sin pruebas. Irónicamente, este estudio lo realiza Paniamor con el afán de proteger a nuestros niños y jóvenes de los peligros del uso irresponsable de las tecnologías de comunicación. En Costa Rica aún tenemos mucho camino que recorrer. Gracias a esfuerzos como este, esperamos que se puedan desarrollar programas educativos para que la gente aprenda a usar el poder de la internet. Linchar al otro cuando nos asusta algo que ni siquiera sabemos si es real o no debería ser una práctica superada. Si dejamos que las calumnias manchen la integridad de los ciudadanos de bien, ¿cómo saber que esto no le va a pasar a alguien que queremos?

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