La iniciativa, desarrollada por colaboradores y voluntarios de la operación, abastece con vegetales frescos al CEN-CINAI El Edén y se proyecta como un modelo replicable en otras comunidades.
En el marco del Día Internacional de los Voluntarios, Reserva Conchal, división de hospitalidad de FIFCO, destacó la puesta en marcha de una huerta sostenible para consumo propio en el CEN-CINAI El Edén de Cartagena, en Santa Cruz de Guanacaste.
El proyecto busca fortalecer la alimentación de niños, niñas y madres de esta comunidad, así como promover educación nutricional y prácticas agrícolas básicas.
La iniciativa surgió a partir de la propuesta de un colaborador de Reserva Conchal y fue desarrollada junto con el centro y el equipo de inversión social de la empresa. En total, 57 voluntarios participaron en dos jornadas de ocho horas cada una, sumando 456 horas de trabajo destinadas a preparar el terreno, instalar la infraestructura y sembrar cultivos como tomate, ayote, rábano, culantro, zapallo, cebollín, albahaca morada, tomillo y perejil. Los insumos, materiales y mano de obra fueron aportados en su totalidad por la operación.
El CEN-CINAI El Edén, fundado en 1980, brinda atención integral a menores desde los seis meses hasta los 13 años, así como a madres gestantes y en período de lactancia. Gracias a la nueva huerta, 47 personas —32 menores de edad y 15 madres— reciben ahora vegetales frescos que complementan las comidas del centro, generando además un ahorro mensual en la compra de alimentos.
Según Gabriela Meza, gerente de Sostenibilidad de Reserva Conchal, la iniciativa evidencia el impacto del voluntariado corporativo en las comunidades:
El voluntariado es una de las formas más visibles de nuestra inversión social. Proyectos como esta huerta muestran cómo el trabajo colaborativo entre empresa y comunidad puede fortalecer la seguridad alimentaria y la educación nutricional en poblaciones vulnerables”.
Además de su aporte alimentario, la huerta funciona como una herramienta pedagógica. Los niños y niñas participan en actividades de siembra y aprendizaje sobre nutrición, fortaleciendo habilidades socioemocionales y su vínculo con la naturaleza. La iniciativa también se considera un modelo que podría replicarse en otros CEN-CINAI y comunidades rurales.
El proyecto fue coordinado por José Antonio López, asistente de relaciones comunitarias de Reserva Conchal, y contó con el apoyo técnico de la Huerta Najui, que donó insumos y ofreció capacitaciones a maestras y madres para asegurar la sostenibilidad del esfuerzo.
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“Cada hora de voluntariado es una semilla que germina en bienestar para la comunidad. Este proyecto refleja el compromiso de nuestros colaboradores y el valor de unir esfuerzos para generar cambios duraderos, y seguir generando eco de cada una de estas hermosas iniciativas”, agregó Meza.







