En campaña se habla mucho de carreteras y de megaproyectos de infraestructura, y claro que hacen falta. La mega cárcel, por ejemplo, es necesaria y la vamos a hacer con los ajustes que aseguren que esa inversión realmente valga la pena. Pero hoy quiero hablarles de la otra gran obra que Costa Rica necesita con urgencia si de verdad queremos mejorar la seguridad.

Sí, se nos caen las escuelas, y con ellas, el ánimo de todos los que deben pasar ahí cada día. Niños y maestros reciben lecciones en aulas que se inundan, techos que se desploman, baños que ponen en riesgo la salud. Según datos de la propia Dirección de Infraestructura Educativa, existen 895 órdenes sanitarias activas en centros educativos. Eso no es un detalle menor; es la prueba más clara del abandono.

Una gotera, un baño dañado o un aula en ruinas, no solo deterioran la infraestructura, también destruyen la motivación. Y sin motivación, no hay aprendizaje posible. Una escuela que inspira cambia la vida, por eso necesitamos que vuelvan a ser lugares donde los niños quieran estar, abiertas, seguras, bonitas y modernas. La escuela debe ser el corazón de la comunidad.

Así lo visualizo yo, centros educativos con jornadas extendidas donde no solo se enseñen matemáticas o ciencias, sino también arte, deporte, tecnología, robótica y habilidades para la vida. Bibliotecas y gimnasios abiertos los fines de semana para los barrios. Aulas limpias, iluminadas y seguras, donde los maestros recuperen el orgullo de enseñar y los estudiantes encuentren oportunidades en lugar de frustraciones.

Esto no es una utopía. Es gestión. No se necesita un nuevo proyecto de ley para lograrlo. Desde la Presidencia se puede coordinar con municipalidades, con el MEP, con el MOPT, con el AyA, con las instituciones que ya existen y también con el sector privado, para devolverle la dignidad a los centros educativos y a los estudiantes.

Si vamos a cerrar las cuarterías ilegales donde hoy se incuban bandas criminales, también debemos tener escuelas que neutralicen el reclutamiento de nuestros jóvenes por parte de las bandas de delincuentes. Seguridad también es un espacio que ofrezca un camino distinto, que devuelva a los niños y jóvenes el derecho a soñar con un futuro en este país.

Quiero que Costa Rica camine hacia el desarrollo con orden, con visión y con metas claras. Y eso empieza también por rescatar nuestras escuelas.

Desde la Presidencia se puede. Y desde la Presidencia lo vamos a hacer.

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