A sus 19 años fue admitido con beca en una de las instituciones de música más prestigiosas a nivel global, donde iniciará sus estudios a mediados de este mes.

El Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ), a través del Sistema Nacional de Educación Musical (SINEM), celebra el logro del músico Luis Diego Montero Hernández como un ejemplo del impacto transformador de la educación musical en Costa Rica. El clarinetista fue admitido con beca en The Juilliard School, en Nueva York.

Originario de Siquirres, Montero inició su formación musical en 2014, a los 8 años, en la sede del SINEM de su comunidad. Fue allí donde, por casualidad, probó por primera vez un clarinete:

El día que me tocaba escoger instrumento, probé el trombón y el violín, pero no sentí conexión. El coordinador, Jimmy Díaz, me dijo que tenían un clarinete guardado y me invitó a probarlo. No lo conocía, nunca lo había escuchado… pero fue amor a primera nota. Lo escogí entonces, y lo sigo escogiendo todos los días”.

Durante su proceso de formación, Luis Diego contó con el acompañamiento constante de su familia y la comunidad del SINEM. Su madre, María Virginia Hernández, destaca la solidaridad entre padres y madres de familia:

Recuerdo que una mamá preparaba rice and beans para vender y así recaudar fondos, porque muchos estudiantes tenían recursos muy limitados y de esa manera buscábamos ayudarles… todos eran inmensamente ricos en talento humano”.

El apoyo familiar fue clave. Su padre, Luis Diego Montero Jiménez, lo acompañaba semanalmente a las clases y ensayos, y los sábados se convertían en jornadas completas dentro del SINEM. Más adelante, su desarrollo musical lo llevó a estudiar también en el SINEM de Guácimo, en la Universidad de Costa Rica sede Limón, y finalmente en el Instituto Nacional de la Música, donde su maestro Lenin Izaguirre le presentó la posibilidad de estudiar en el extranjero.

Gracias a este impulso, fue admitido con beca en la Interlochen Arts Academy, en Michigan, Estados Unidos, donde se graduó con honores en 2025. A partir de esa experiencia, Montero decidió apostar por una carrera profesional como músico:

Mi primer año allá todavía no tenía claro que quería ser músico profesional, pero una vez que lo decidí, empecé a investigar con mi profesor las mejores escuelas de música para licenciatura. Realicé audición para ocho universidades y conservatorios porque no se puede aplicar a una sola: el proceso es competitivo y no hay garantía de aceptación. Es un trabajo que toma alrededor de un año, con preparación intensa para cumplir con los requerimientos de cada escuela”.

El proceso de admisión a Juilliard fue riguroso. Luis Diego se preparó durante meses para cumplir con los requisitos. Tras superar una primera fase de evaluación por medio de videos y documentación, fue convocado a una audición presencial. Cada etapa previa de su formación —clases, ensayos, presentaciones y audiciones— contribuyó a desarrollar las habilidades técnicas y la disciplina necesarias para enfrentar el proceso.

Finalmente, fue aceptado con beca para estudiar Licenciatura en Clarinete, bajo la tutela de Anthony McGill, clarinetista principal de la Filarmónica de Nueva York.

“Comencé la música como un hobby, pero poco a poco se volvió algo muy serio. Sé que no es una carrera sencilla y que solo los mejores triunfan. Me tocará trabajar aún más duro, adaptarme a un nivel altísimo y rodearme de personas igual o más talentosas. Estoy listo y con muchas ganas de comenzar”, afirmó el joven músico.

La historia de Montero es, según el MCJ, una prueba del alcance social y educativo del SINEM: un proyecto que ofrece a niñas, niños y jóvenes la posibilidad de acceder al arte como motor de desarrollo personal y colectivo.