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La sostenibilidad ha transformado radicalmente el panorama empresarial. Ya no es una opción accesoria, sino un pilar esencial para la resiliencia, la competitividad y la supervivencia de las empresas.

Imaginemos escenarios que, lamentablemente, se han vuelto demasiado comunes: un accidente en una feria local, el colapso de una discoteca, un incidente con un camión que transporta materiales peligrosos, el derrame de sustancias tóxicas en un río vital. Estos eventos no son meras fatalidades aisladas. Son el resultado de la indiferencia, la falta de capacitación o la omisión de responsabilidades en la cadena de valor.

En cada caso, hubo señales ignoradas: fallas en mantenimiento, normas incumplidas, infraestructura deficiente, mala gestión de emergencias. ¿Qué falló? Alguien no cumplió con su deber. No se dio la capacitación adecuada, no se hicieron inspecciones, no se exigieron estándares a los proveedores. El resultado: un desastre.

Las consecuencias son devastadoras: demandas legales, pérdidas económicas, daño a la reputación y, lo más trágico, la pérdida de vidas. Estos incidentes demuestran que descuidar lo social y ambiental es un pésimo negocio, tanto ética como económicamente.

Los criterios de sostenibilidad son mucho más que una etiqueta; son una estrategia integral que, bien aplicada, optimiza operaciones, reduce costos, evita litigios y previene tragedias humanas. Toda la cadena, desde la extracción de los materiales primos hasta la entrega final, debe evaluarse con enfoque sostenible. La pregunta ya no es si invertir en sostenibilidad, sino cómo lograr que toda la cadena de valor esté alineada para mitigar riesgos e impactos. Capacitación, supervisión y colaboración son claves. No es solo una responsabilidad ética, sino una necesidad económica y existencial.

Como señala Carbon Trust, hasta el 90% del impacto ambiental puede originarse en la cadena de valor. Por ello, trabajar en sostenibilidad desde la cadena de suministro es vital para empresas que quieren ser resilientes a largo plazo.

Las pequeñas y medianas empresas (PyMEs), columna vertebral de muchas cadenas, necesitan formación en gestión ambiental, seguridad laboral, cambio climático y responsabilidad social. También deben innovar, repensar sus procesos productivos y adoptar modelos sostenibles. Pero no pueden hacerlo solas. Las grandes empresas deben liderar, exigiendo prácticas sostenibles a sus proveedores, pero también brindando apoyo técnico, orientación y recursos.

La sostenibilidad puede ser un diferenciador clave, atrayendo a consumidores cada vez más conscientes y fortaleciendo la reputación. Las empresas que demuestran un compromiso genuino con un futuro sostenible ganan la confianza y lealtad de sus clientes.

Errar es humano, pero no aprender de los errores puede ser fatal. La sostenibilidad ha reconfigurado las reglas del juego. Tejer un futuro sostenible es una tarea colectiva, y la cadena de valor es uno de los telares más importantes para lograrlo.

Hoy nos toca reducir el costo de la indiferencia y aumentar la rentabilidad con sostenibilidad.

Artículo por: Cecilia Mora, directora general de RS-Sostenible (cmora[@]rs-sostenible.net).

Cecilia Mora es directora general de RS Sostenible México, Centroamérica y Caribe, con 27 años de experiencia en sostenibilidad. Ha trabajado con organismos internacionales y es experta en debida diligencia, reportes de sostenibilidad y auditoría de normas. Además, es profesora en la Universidad Nacional de Costa Rica.