Pareciera que observar el fin del mundo es algo que buena parte de nosotros disfrutamos, al menos siempre que sea desde la comodidad de nuestros sillones. Yo, en lo particular, soy un gran fan del fin de los tiempos en cualquiera de sus versiones: venga el fin por cortesía de los zombis, meteoritos o invasión alienígena, ver cómo todo arde y unos cuantos hacen de todo por sobrevivir es un gran placer. ¿Por qué disfruto del apocalipsis? No lo he pensado demasiado; con suerte, al final de este texto lo logro entender. Mientras tanto, para los amantes del fin del mundo, la siguiente recomendación.
The Last of Us (Max)
Si no la ha visto, le sugiero enfáticamente que la vea. Esta serie nos presenta a Joel y Ellie atravesando Estados Unidos en medio de un apocalipsis zombi causado por un virus. En el relato los conocemos a ellos en profundidad, aprendemos a quererlos y a interesarnos por su sobrevivencia. La serie no podría estar más cuidada, hecha con el mayor cariño y detalle; la historia, que se enmarca en un mundo aterrador, es enternecedora, tierna y humana. No podría recomendarla más.
La idea de que todo se acabe, de hecho, me parece absolutamente espantosa: no solo quiero seguir viviendo, sino que quiero que los míos vivan por siempre (en particular, mi perrito); incluso quiero que quienes no conozco vivan mucho y vivan bien (menos los banqueros). No quiero que llegue el fin, y sin embargo, cuánto disfruto de la extinción masiva cuando es en 4K y sonido Dolby Atmos.
El Eternauta (Netflix)
Esta serie, basada en un cómic argentino de los años 50, nos ubica en una Buenos Aires asolada por una nevada letal (que cae durante el verano), provocada por motivos poco claros, pero evidentemente sobrenaturales. En El Eternauta, un grupo de sobrevivientes liderados por Juan Salvo lucha para sobrevivir en un mundo en el que respirar en exteriores es mortal y parece que morirse es inevitable.
Una gran serie latinoamericana. Véala.
A diferencia de las historias sobre el fin de la vida (Vortex, Father, Amour, todas de vista obligatoria), que nos hablan al oído y tocan nuestros miedos y fibras más sensibles, las historias del fin del mundo no son tristes: son emocionantes. Abordan la muerte con la suficiente distancia para mantenernos siempre como espectadores ajenos a ella. Además, las historias apocalípticas nos ubican dentro de un grupo de sobrevivientes que, con más o menos herramientas, se las arreglan para mantenerse a salvo, y con frecuencia son capaces ya no solo de salvarse ellos, sino de salvar a otros.
Silo (Apple TV+)
En esta historia postapocalíptica, miles de personas viven recluidas en un gigantesco silo subterráneo regido por estrictas normas, hasta que la curiosidad de una mujer sobre la verdad del mundo exterior desencadena una cadena de secretos que amenaza con derrumbar los muros de su sociedad. Cuestionar la narrativa oficial se convierte en un acto de rebelión y esperanza. Está buenísima; al igual que las dos anteriores, altamente recomendada.
Pensándolo mejor, las historias del fin del mundo son relatos que hablan del triunfo de la vida sobre la muerte. Estas historias subrayan esa capacidad humana de seguir en pie y vencer aun cuando todo está en contra. Estos relatos van de siempre intentar salvarse y salvarnos, de seguir respirando, de dar un paso más y seguir corriendo, aun cuando todo está perdido y no se sabe hacia dónde se escapa. Las historias del fin del mundo nos presentan personajes que son valientes, que tienen miedo pero se lo aguantan y se arriesgan; de héroes individuales y colectivos.
Pareciera entonces que las historias del fin del mundo me gustan porque son relatos de fortaleza, historias de gente que hace todo por seguir adelante en un mundo en el que ya no queda nada.
Escena final de Dinosaurios (Disney+)
Para cerrar, les dejo el final de una de mis series favoritas. La televisión no ha conocido tristeza mayor. En serio: véanlo.
A mis tres lectores, muchas gracias por leerme y hasta el próximo capítulo.