Índice de Progreso Social señala la educación avanzada y la inversión en capital humano como retos para Costa Rica.
La organización Social Progress Imperative presentó los resultados del más reciente Índice de Progreso Social (IPS) cuyo informe destaca que “el mundo está atravesando un período de turbulencia: la epidemia de COVID ralentizó o revirtió el progreso económico y social; hay una crisis en los sistemas políticos, donde los modelos liberales y autoritarios compiten por posicionarse; las tensiones geopolíticas alcanzan su punto máximo en múltiples regiones; y la emergencia climática se acelera con impactos cada vez más tangibles”.
El CEO de Social Progress Imperative, Michael Green, explicó:
El Índice de Progreso Social AlTi Global 2025 demuestra que el crecimiento económico por sí solo no generará resultados sociales y ambientales. Los votantes han emitido su veredicto en las urnas el año pasado, rechazando a líderes que brindaron crecimiento sin progreso social. Los inversores tienen un papel crítico en permitir y acelerar el crecimiento inclusivo y sostenible a través de inversiones en las cosas reales que importan para las personas”.
Dato D+: El IPS mide de 0 a 100 el bienestar colectivo de la población de un país, que se determina por tres dimensiones: la satisfacción de las necesidades humanas básicas; el estado de la infraestructura e instrumentación del bienestar; y por el estado de un ambiente de oportunidades que permita a cada persona alcanzar su más pleno potencial. El modelo se fundamenta en 12 componentes con 57 indicadores para medir 170 países.
Según los resultados presentados en 2024 2 de cada 3 personas en el mundo vivían en un país donde el progreso social está estancado o en declive. Adicionalmente, se destaca que si bien el crecimiento económico es un motor importante del progreso social, se evidencian diferencias entre los resultados que alcanzan países con los mismos niveles de producto interno bruto (PIB) per cápita en generar progreso social para sus habitantes, por lo que concluye que “el mundo tiene el potencial económico para alcanzar un nivel de progreso social significativamente más alto del que logra actualmente”.
A nivel mundial los países que registraron mejores calificaciones en el IPS fueron los escandinavos, con Noruega (91.95), Dinamarca (91.65), Finlandia (91.26) y Suecia (90.75) liderando el ranking. Del otro lado, los países con menor progreso social fueron Afganistán (32,11), Chad (29,46), Republica Centroafricana (27,42) y Sudán del Sur (26,5).
Según señaló el director del IPS para América Latina, Jaime García, para Costa Rica, que obtuvo una puntuación de 79.02 en el IPS, los resultados lo posicionan como uno de los mejores países en América Latina en términos de calidad de vida y bienestar social, sin embargo, advirtió:
El informe también revela una asignatura pendiente que puede comprometer el futuro del país: la educación avanzada y la inversión en capital humano”.
Dato D+: Costa Rica se ubicó en el tercer lugar entre los países latinoamericanos y del Caribe, detrás de Uruguay (79,26) y Chile (79,49), y en la posición 39 a nivel mundial.
García explicó que si bien el país tiene un rendimiento notable en acceso a educación primaria (92,49) y equidad en la educación secundaria (98,28), al analizar los indicadores de educación superior los datos muestran que:
La permanencia en el sistema educativo a nivel terciario sigue siendo baja, con un puntaje de 53.66 en "Años Esperados de Escolaridad Terciaria" (puesto 63), mientras que la calidad de sus universidades, según el indicador de "Universidades Ponderadas por Calidad", se encuentra en el puesto 72 con un puntaje de 50.32. Además, la proporción de mujeres con educación avanzada es del 51.02, situando al país en el puesto 104 en este indicador”.
García añadió que uno de los factores que limitan el acceso y la calidad de la educación avanzada en Costa Rica es el rezago en la educación secundaria, ya que si bien el país tiene una tasa de inscripción primaria elevada, la tasa de finalización en educación secundaria sigue siendo insuficiente, y señaló:
Este es un punto crítico, ya que la educación secundaria es el puente que permite a los estudiantes acceder a la educación superior y a oportunidades de empleo de mayor calidad”.
El director del IPS para América Latina añadió:
La falta de acceso equitativo a una educación secundaria de calidad afecta la preparación de los estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo laboral y académico. Además, se necesita mejorar la alineación entre los programas educativos y las competencias requeridas en el mercado laboral, asegurando que los jóvenes desarrollen habilidades clave en matemáticas, ciencias y tecnología”.
García explicó que “la inversión en educación avanzada no es solo un asunto de equidad social, sino una estrategia esencial para potenciar la productividad, atraer inversiones de alto valor y fomentar la innovación”, y advirtió:
El déficit de talento especializado podría limitar su capacidad para atraer y retener empresas de tecnología e innovación, sectores que dependen del acceso a profesionales altamente calificados”.
El experto aseguró que se requiere adoptar estrategias integrales para fortalecer la educación avanzada, tales como:
- Alianzas público-privadas: Empresas tecnológicas y universidades deben colaborar en el diseño de programas educativos que respondan a las necesidades del mercado laboral y fomenten habilidades en áreas como inteligencia artificial, análisis de datos y biotecnología.
- Incentivos a la educación superior: Políticas que reduzcan barreras económicas y promuevan la inclusión de más estudiantes en universidades y programas de formación técnica especializada.
- Fomento de la investigación y el desarrollo: Mayor inversión en ciencia y tecnología, con incentivos para la innovación en sectores estratégicos.
- Fortalecimiento del aprendizaje continuo: Programas de capacitación para la reorientación laboral y el desarrollo de habilidades en adultos que puedan adaptarse a la transformación digital.
- Mejora en la educación secundaria: Reformas para elevar la calidad y cobertura de la educación secundaria, asegurando una mejor preparación académica y el desarrollo de habilidades esenciales para el éxito en la educación superior y el mundo laboral.
- Atracción y retención de talento: Estrategias para evitar la fuga de cerebros y aprovechar la capacidad de los costarricenses en el mercado global.
García concluyó que el IPS 2025 deja un mensaje claro para el país:
El crecimiento económico sin inversión en talento y educación no es sostenible. Si Costa Rica aspira a una prosperidad compartida y a un desarrollo equitativo, la apuesta por la educación superior y la formación en nuevas tecnologías debe ser una prioridad estratégica. El futuro del país dependerá de cómo invierta hoy en su recurso más valioso: su gente”.