La inteligencia artificial llegó para revolucionar el mundo y también para expulsar a millones de personas de sus trabajos. Según expertos en ciencias sociales será una crisis de identidad a nivel de especie. La humanidad va a sufrir una ruptura pero también pueda que lleve a muchos a buscar un oficio socialmente más valioso.

El antropólogo David Graeber estudió a profundidad este tema, concluyendo que la inteligencia artificial tomara el control del mercado laboral. En su artículo ¿La IA acabará con los trabajos básicos y mecánico? publicado por NY Times menciona:

cuando imaginamos un futuro en el que la tecnología sustituye al esfuerzo humano, tendemos a pensar en dos extremos: como una bonanza de productividad para las empresas y un desastre para los seres humanos que quedarán obsoletos”.

Sin embargo, no parece que todo está perdido. En un relato noble y lleno de esperanza la autora española María Sánchez, comprometida con el mundo rural, nos dice En los dedos podrán florecer otros frutos que existen posibilidades y amaneceres que pueden brotar más allá del colapso. Hay veces que no nos alcanza la palabra, pero nos quedan las manos. Sí, nos quedan las manos. Sánchez habla de la urgencia por conservar el trabajo que se hace en el campo y restaurar a toda costa el trabajo desde donde nacen y renacen todos los alimentos que suplen el mundo. La gente se ha olvidado de los trabajos esenciales que son los que nos dan de comer y que hay ciertos tipos de trabajo que tienen un valor intrínseco que la automatización no puede reemplazar.

Quizá la inteligencia artificial vaya a impulsar a muchas personas a redescubrir ocupaciones más esenciales, socialmente más valiosas y optar por formas de vida más sostenibles. Es posible que la tan retadora inteligencia artificial, aunque no exenta de retos, nos vaya a obligar a descubrir otros oficios. Se dice que mientras haya vida hay muchas maneras para un nuevo comienzo.

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