Muchos de los países que hoy se encuentran sumidos en regímenes dictatoriales empezaron con un gobernante que quiso, primeramente, debilitar la institucionalidad de ese país, las instituciones, ministerios y cuántos órganos fuera posible, justo como lo señaló Human Rights Watch en un informe realizado para analizar el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela en 2008.

Si bien es cierto, Costa Rica está lejos de serlo, ya en muchas ocasiones Rodrigo Chaves ha demostrado que no le interesa respetar la organización de nuestro país, incluso que ni siquiera cree en ella, como cuando tuvo el descaro de decir que vivíamos en una “dictadura perfecta”. ¿Sabrá al menos lo que es una dictadura y lo que tienen que vivir las personas allí? No lo creo, cuando se vive en Monterán se está alejado de todo tipo de problemas reales.

Ahora en una ocurrencia más de él y su séquito de adoradores (que bien lo dijo Rolando Araya, no están ahí porque saben, sino porque hacen caso), se les ocurrió presentar un mamarracho de proyecto maquillado como Ley para Jaguar para impulsar el desarrollo de Costa Rica, pero que lo único que tiene afín a un jaguar, es ese deseo de cacería y persecución para las instituciones y órganos fiscalizadores de Costa Rica.

Y es que Rodrigo Chaves chocó con pared cuando vino a Costa Rica, pues él pensó que gobernar un país era lo mismo que dirigir la oficina de un banco, por eso cuando se topa con órganos como la Contraloría General de la República que le dice “¡no papito, eso no es así, devuélvase y empiece desde cero!”, es más fácil tildarles de canallas y enemigos de Costa Rica, que ser humilde, aceptar los errores y corregirlos.

Esta ley busca, entre muchísimas cosas, desmantelar la Contraloría, quitándole la potestad que tiene de hacer controles anticipados sobre las licitaciones públicas o el uso de fondos públicos, además, de que elimina uno de los párrafos de la ley orgánica de este órgano que le otorga la función de ser el rector de los órganos de control de las instituciones públicas, delegándole estas tareas a las auditorías internas.

Este adefesio de proyecto también menciona que la Contraloría no tendrá la potestad de suspender la ejecución de actos y contratos del Estado o sus instituciones cuando se encuentre que existen irregularidades en el proceso de este. Acá mi pregunta es, ¿cómo alguien puede leer esto y decir que no se está debilitando a la Contraloría? Hay que ser muy ingenuo o chavista, que viene siendo lo mismo.

Pero bueno, ese es el discurso que sale desde Casa Presidencial, aún cuando ellos mismos han aceptado que tienen dudas de la constitucionalidad del proyecto, como bien lo dijo la exministra de la Presidencia, Natalia Díaz, “el tema es intentarlo”. ¿Entonces por qué no dejar a un lado todo este circo y dedicarles tiempo a los problemas que verdaderamente nos atañe como país? La respuesta es clarísima, y está en el famoso meme del personaje T'Challa de Marvel Comics que dice: Aquí no hacemos eso.

Lo cierto es que Rodrigo Chaves buscó un tema polarizante entre la población con el fin de encender desde ya la llama electoral, y parece que lo encontró. El señor presidente tiene hoy más interés en posicionar a su ungida con miras a las elecciones del 2026 y distraer la atención pública de los verdaderos problemas que tiene el país y que él ha sido incapaz de resolver.

¿Por qué digo un gato con ínfulas de jaguar? Porque eso es justo lo que es Rodrigo Chaves, un simple y diminuto gato con sueños frustrados de ser un jaguar, algo que está lejos de ser porque un verdadero jaguar “toma el toro por los cuernos” y estaría enfocado en buscar soluciones a los problemas que tiene el país, que cabe recalcar son muchísimos.

Ahora bien ¿por qué Rodrigo Chaves utiliza la insignia de un jaguar? Esa es una buena pregunta que, a mí parecer, deriva a muchas cosas, entre esas es que el presidente necesita algo que lo identifique y lo haga sobresalir entre los demás, ya que es representativo tanto de él como de su proyecto de gobierno, que irónicamente como mencioné anteriormente, está muy lejos de serlo.

No es coincidencia que sea un jaguar la representación que Chaves quiere que se recuerde su mandato, ya que curiosamente este felino, aunque no tiende a ser agresivo, trata de imponer respeto donde se le vea y hasta llega a dar miedo, algo que calza a la perfección con las características del mandatario: “ladra, pero no muerde”.

A modo de conclusión y dejando el sarcasmo a un lado, considero que Costa Rica tiene en este momento muchísimos problemas que resolver, uno de los que más nos agobian es la crisis de seguridad que día con día crece y crece y nadie hace por donde pararlo, la salud sigue en deterioro, la corrupción y problemas ambientales ahora parecen abrirse camino en esta larga lista de problemas y ni que hablar de la educación que cada vez se desmorona, prueba de ello es la reciente censura de la ministra de Educación Pública, Anna Katharina Müller.

Lamentablemente, los años pasan, los gobiernos pasan y nadie hace por donde solucionar de raíz estos problemas. ¿Será falta de liderazgo? ¿Falta de ideas? ¿Falta de compromiso?

Eso lo dejo a criterio de cada uno de ustedes, lo cierto es que en estos momentos nuestro país tiene muchísimos retos por delante y sin dudarlo, necesitamos a un líder que tenga las agallas, se amarre los pantalones o las enaguas, de la cara y luche por este país como nos lo merecemos, alguien que deje los espectáculos a un lado y se dedique a gobernar y sacarnos del atolladero tan enredado en el que estamos, Costa Rica no está para seguir aguantando a un gato con ínfulas de jaguarsh.

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