Hoy quisiera invitarles a realizar un ejercicio de pensar a futuro. ¿Cuáles son sus expectativas del mismo? ¿Cómo van a hacer para que esas expectativas se cumplan? ¿De que dependen? Tal vez, varias de las cosas que tienen en mente para el futuro, podrían verse tergiversadas por decisiones o acciones que otra persona o grupo está tomando hoy. Digamos, el presidente de la república y su grupo cercano del ejecutivo.

Si no lo han escuchado, les invito a hacerlo. Estoy hablando del podcast Bukele: el señor de los sueños. Lo traigo a colación por la reciente noticia de que el ICE y Aresep señalan que tarifas eléctricas no aumentarán en 2025. Porque cuando somos presentados con una narrativa de: “Eso es lo que estamos haciendo y por ende pudimos diluir en conversaciones con Aresep, y ante un cambio metodológico, esos pagos tan grandes en más periodo de tiempo y por eso hemos sostenido las tarifas”, es imposible no ver los paralelismos entre como Bukele dejó quebrada a la primera alcaldía que tuvo en su poder, pero en su momento nadie lo vio. Claro, astutamente, los platos rotos quedaron para los que venían después de él. En este aspecto, parece que el presidente Chaves algo ha aprendido de sus reuniones con su homólogo de El Salvador.

Estoy claro, de que la mayoría de personas que se toman el tiempo de leer algo en un medio como Delfino.CR son capaces de analizar y comprender que la línea discursiva expresada por el presidente de “este gobierno trabaja no para las instituciones, sino que hacemos que las instituciones trabajen para ustedes” es atolillo con el dedo. Por decirlo de una forma simple. Esa sola frase tiene una verdad antes de la coma y una mentira después de la coma. Táctica usual del discurso populista barato.

Al mismo tiempo, espero que estén claros en la importancia de combatir dicha narrativa. La importancia de esto la expuso, irónicamente, el presidente Chaves muy bien en su discurso de “rendición de cuentas” del 2 de mayo anterior: “No se protegen a las instituciones ocultando los abusos de quienes ocupan cargos, ni encubriendo sus injusticias o sus arbitrariedades”.

Desde la sociedad civil, ¿cómo podemos contribuir a proteger nuestras instituciones? Evitando ser indiferentes, teniendo conversaciones de fondo, aún con personas que no piensan igual. Y sobre todo, con aquellas personas que son más susceptibles a creer las mentiras y engaños del ejecutivo actual. Porque esas personas, son las que van a ver sus esperanzas y expectativas hundirse el día de mañana cuando la realidad alcance a nuestro país. Y eso, tantas esperanzas yéndose por la borda pueden llevarse nuestro país por el mismo camino. No se trata de ellos y ellas, se trata de nosotros. Sabemos que el grupo de poder que se está conformando en el ejecutivo actual, quiere tomar ventaja de nosotros. Algunos de nosotros lo entendemos, pero no la gran mayoría. Es importante que marquemos terreno y empecemos a ayudar a cuanta gente podamos para que comprendan lo que nos estamos jugando. Como lo expresó Diego Delfino en uno de sus reportes: “No estamos en el recreo del cole. Estas son las grandes ligas”. Bien haríamos en al menos tener un criterio formado de lo que realmente acontece.

Libertad, paz y democracia. 

Si han tenido la suerte de tener en sus manos una de las monedas de 500 colones que el BCCR sacó a circulación por la conmemoración de los 200 años de independencia, entonces habrán podido notar esas palabras. La moneda en sí, es hermosa. Cuenta con simbolismos que buscan recordarnos la historia que hemos construido como país y el camino que tenemos por delante con miras en un futuro cada vez más volátil, incierto, complejo y ambiguo.

Es en ese contexto, donde viene a bien recordar nuestras aspiraciones de libertad, paz y democracia.

El momento de la historia en que nos encontramos, nos pide a gritos que tengamos el coraje de hacer frente a los diversos retos solapados que se han venido desarrollando desde la fundación de la segunda república. Es necesario que recordemos nuestros principios y actuemos de forma acorde. No debemos dejarnos torcer el brazo ante fuerzas que están buscando entregar una Costa Rica débil y frustrada a las futuras generaciones. Que respuesta daremos el día de mañana cuando los más jóvenes nos pregunten: “¿y vos que hiciste en la época donde el país perdió el rumbo?”.

El país nos pide a gritos que nos miremos en el espejo y hagamos frente a la realidad. Si no tenemos el país que queremos, que soñamos, no es únicamente por las decisiones que nuestros líderes políticos hayan o no tomado. Cada acción que hayamos tomado o no, como ciudadanos de este país, también contribuyó en alguna medida para llegar donde estamos. Recordemos y sigamos nuestros principios, no sigamos liderazgos ineptos, irresponsables, emocionalmente inestables y poco realistas que tienen el potencial de convertir el país en un desastre y crearnos problemas innecesarios.

Debemos emprender cambios sociales de gran calado, donde otorguemos el peso adecuado a los valores comunitarios frente a derechos individuales ilimitados, pero manteniendo muchos otros valores fundamentales intactos, como las garantías sociales, el acceso universal a los sistemas de salud, la educación gratuita y obligatoria, etc. Nuestro pacto social debe de evolucionar para darnos nuevas formas que se adapten a los tiempos actuales.

Va de nuevo. Les invito a pensar a futuro. ¿Cuáles son sus expectativas del mismo? ¿ Cómo van a hacer para que esas expectativas se cumplan? ¿De que dependen?

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