“ Vos tenés cara de que te gusta el queso. Es más, yo te he visto en la soda cuando hay tortillas palmeadas con queso o te ponen una tajadita en el desayuno. ¿Viste la noticia que salió de los coliformes en el queso que venden en la calle? Coliformes no: caca. Pero yo te tengo buenas noticias. Mirá, probá esto”

Y Fulanito me da una sospechosa tajada de queso ahumado. ¡Delicioso! ¿De dónde lo sacaste?

“¡Justo de eso te quería hablar! ¿Tenés un minuto para explicarte cómo podés mejorar tus hábitos alimenticios y tener un servicio único a domicilio aquí en la oficina? Fijate que uno de mis primos en Turrialba hace queso y me acaba de nombrar su distribuidor exclusivo. Todas las semanas te lo tengo aquí el lunes temprano, fresco, limpio, delicioso y después de cinco compras de un kilito te regalamos un quesito distinto para que ampliés paladar. ¿Te apunto?”

Fulanito, no me digás que estás vendiendo queso en la oficina…

“En la oficina no. Es servicio personalizado, a un grupo selecto como de más o menos  30 compañeros. No es abierto al público. Los lunes yo me traigo mi hielerita y hago mis entregas en unas bolsas de papel compostables de lo más corrongas, eso sí, contra pago adelantado vía Sinpe, sin factura y todos felices. Solo acepto clientes nuevos por recomendación”

Pero Fulanito, acordate que nosotros tenemos una política sobre ventas y estas cosas. No podés vos andar en estas. Están prohibidas todas las ventas, de contado, a pagos, rifas, colectas de dinero, promover donaciones y todas esas cosas, a menos que esté aprobado por Recursos Humanos. Si no, esto se convierte en un mercado y andan unos viendo a ver qué compran y otros, como vos, promoviendo y cobrando. Hasta se enojan entre ustedes cuando alguien no quiere comprar o se atrasa en los pagos. Eso afecta montones el ambiente laboral.

“¿Estás segura? ¿Yo firmé eso? ¿No me la habrán dado en inglés que no es lo mío, me cuesta, pues? ¡Ya sé! ¿Es de esas políticas que ustedes ponen para que uno no haga algo, pero no me pueden hacer nada si la incumplo? Porque no soy solo yo, no señora. Más bien yo entré tarde al bisnes, porque vos sabés que aquí hay compañeras que venden calzones y splash de Victoria Secret que les manda la hermana que vive en los Estados, en el gimnasio todos te recomiendan y te venden proteínas y vitaminas, hay otra que vende joyas y cosas de oro y hasta tiene página en Instagram. ¡Más bien la empresa debería estar satisfecha del espíritu emprendedor que tenemos todos! Nos han caído bien los cursos de liderazgo que nos dan”

No, Fulanito. Lo que tenemos que hacer es recordarles a todos esa política, para que paren las ventas y si no, no queda más que empezar a sancionar. Vos en tu tiempo libre y desde tu casa, no hay problema, pero aquí en la oficina, no. Y ándate con cuidado que, si se te ocurre seguir en estas a escondidas, la sanción será más fuerte porque ya lo hablamos.

“¡Qué fe la tuya que alguien se va a ir a meter a la presa para ir por queso! Prefieren seguir comiendo de ese que venden en el super todo insípido… No me parece. Yo lo único que quería era redondearme el ingreso con este camaroncito. ¿Sabés qué? Si aumentaran los sueldos no tendría que andar uno metiéndose en esto”

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