Por Carolina Castillo Solano – Estudiante de la carrera de Odontología
En la actualidad, muchas personas recurren a los fármacos para aliviar el dolor relacionado con padecimientos físicos o psicológicos para poder desarrollar una vida “normal”; sin embargo, el abuso de estos puede desencadenar lo que se conoce como farmacodependencia. Algunas drogas no generan adicción, pero pueden provocar dependencia física: otras drogas, como por ejemplo la cocaína, pueden causar adicción sin llevar a este tipo de dependencia. Son más susceptibles a desarrollar esta condición las personas con antecedentes de adicción (Sumedico, 2010).
Varios factores pueden incidir en la causa de la farmacodependencia y el abuso de las drogas como por ejemplo los genes de la persona, la acción de las drogas, la presión social, la ansiedad, la depresión y el estrés ambiental. De igual manera, según Sumedico (2010), existen varias sustancias que pueden generar su dependencia entre las cuales se encuentran las siguientes:
• Los opiáceos y narcóticos, que son potentes calmantes que causan somnolencia y sensaciones de euforia; los estimulantes del sistema nervioso central, que tienen un efecto estimulante; los depresores del sistema nervioso central, que producen un efecto sedante y de reducción de ansiedad; los alucinógenos, que generan dependencia psicológica, y el tetrahidrocannabinol que tiene propiedades relajantes, pero puede llevar a la paranoia y la ansiedad.
Los exámenes realizados en pruebas de orina y sangre pueden mostrar presencia de sustancias químicas y drogas en el organismo. La precisión del examen depende de la misma sustancia, de cuándo se ingirió o inclusive del laboratorio que realizó la prueba.
El tratamiento indicado para tratar la farmacodependencia o las adicciones comienza con el reconocimiento del problema por parte de quien lo padece. La negación se consideraba un síntoma de adicción, pero estudios recientes demostraron que las personas adictas desarrollan mucho menos negación si, en lugar de enfrentarlos y decirles qué hacer, se les trata con empatía y respeto (Sumedico, 2010). El tacto con los pacientes debe ser fundamental, puesto que obligarlos a llevar un tratamiento puede ser contraproducente; porque es hacer lo mismo que cuando se incrimina a la gente por cómo viste, el tipo de música que le gusta, la raza, la religión, su estatus económico, entre otros (Flórez, 2009).
La desintoxicación implica cesar el consumo de la droga de manera gradual o abrupta, también el apoyo y la abstinencia en un ambiente controlado. Algunas veces se suministra una droga de acción similar para reducir los efectos secundarios y los riesgos de la abstinencia. Las personas con padecimientos agudos requieren de tratamiento de emergencia, por lo que el proceso de desintoxicación se puede manejar en modo de paciente ambulatorio u hospitalizado (Sumedico, 2010). La farmacodependencia y el abuso de las drogas pueden conducir a una sobredosis mortal. En algunos casos una persona puede comenzar a consumir de nuevo la sustancia después de haber suspendido su uso y, producto de ello, se generan recaídas que llevan a la persona a una dependencia continua (Sumedico, 2010).
Muchas veces las personas son juzgadas sin que se sepa el trasfondo de las diversas situaciones por las que están pasando, pues toman los fármacos e incluso las drogas como una solución que poco a poco generan la adicción. Sin embargo, es importante estar pendientes de aquellas personas que presenten síntomas depresivos con el fin de que la respuesta la encuentren en los consejos y la ayuda necesaria de otro ser humano, y no con sustancias que podrían arruinar su vida y hasta provocar la muerte.
