¿Alguna vez has sentido miedo al caminar por una calle oscura? ¿Envías la ubicación a tus amigas o familiares cuando estás en tránsito de noche o avisas que llegaste bien? Si tus respuestas son “sí”, probablemente seas mujer. Y esto es porque mujeres y hombres vivimos la ciudad de forma diferente.

Nuestras percepciones de peligro son distintas, y con justa razón, puesto que las mujeres sufrimos más riesgos. Los datos de un estudio realizado por el Departamento de Transportes de Reino Unido muestran que el 62% de las mujeres siente miedo de caminar en los aparcamientos de varios pisos, el 60% siente miedo en los andenes del tren, el 49% siente miedo en la parada del autobús y el 59% lo siente al ir andando a casa desde una parada de autobús o una estación. En cambio, las cifras de los hombres son de 31%, 25%, 20% y 25% respectivamente. Pese a estas marcadas diferencias, las políticas de seguridad en las ciudades se han definido principalmente de acuerdo con las vivencias y necesidades de seguridad de los hombres.

El problema de fondo es que las ciudades fueron construidas por hombres blancos, jóvenes, sanos y trabajadores, para hombres blancos, jóvenes, sanos y trabajadores, pero ¿qué pasa con las necesidades y percepciones de las mujeres, personas mayores, o con movilidad reducida y las niñas y niños? Grupos que no participaron de estos diseños urbanos.

En cuanto al uso y desplazamientos en la ciudad también existen marcadas diferencias por género. Las mujeres somos usuarias más activas de las ciudades que los hombres. Mientras que un hombre suele ir de casa a su trabajo, una mujer va a su trabajo, y de paso va a dejar a sus hijos o hijas a la escuela, va al mercado o se desplaza dentro de la ciudad para conseguir diferentes servicios. Es decir, las mujeres solemos hacer más desplazamientos encadenados que se relacionan con el trabajo reproductivo y de cuidados. Por ejemplo, los datos muestran que para una mujer trabajadora con un hijo o hija menor de 5 años la cadena de viajes en la ciudad aumenta un 54%, mientras que para un hombre en la misma situación sólo aumenta un 19%. A nivel mundial las mujeres hacemos 3 veces más trabajo de cuidados no remunerados que los hombres y esta desigualdad impacta en las formas cómo utilizamos los espacios urbanos.

El urbanismo sin perspectiva de género también afecta a las niñas. Si analizamos el caso de la ciudad de Viena las podemos visualizar con claridad. A mediados de la década de los noventa, una investigación llevada a cabo por funcionarios locales reveló que, a partir de los 10 años la presencia de niñas en los parques y en las áreas de juego públicas disminuía de forma significativa. Una lectura simple, sin los lentes de género, podría haber sido su falta de interés, pero no, esto no era así. Los funcionarios municipales se preguntaron si había algún problema con el diseño de los parques. Lo que descubrieron fue revelador: el problema eran los grandes espacios, vallados, con únicas entradas e inseguros, lo que obligaban a las niñas a competir con los niños por el espacio. Finalmente, las niñas cansadas del acoso solían declinar de esta competencia e irse. Viena como solución subdividió los parques en áreas más pequeñas y el abandonó se revirtió, las niñas volvieron a los parques, ellas sí querían jugar.

Para abordar estas desigualdades la planificación urbana con perspectiva de género es clave porque busca construir ciudades ecofeministas e inclusivas que consideren todas las etapas de la vida humana, desde la niñez hasta la vejez, que no otorguen mayor relevancia a la etapa del trabajo productivo como se ha hecho hasta ahora, y que sean respetuosas con el medioambiente. El objetivo del urbanismo con perspectiva de género no es construir una ciudad para mujeres o para hombres, sino inclusiva, para todos y todas. Es clave que quienes lideran las ciudades se pongan los lentes de género y comiencen a ver con esta óptica sus desafíos urbanos.

Barcelona es una ciudad referente a nivel mundial en cuanto a urbanismo con perspectiva de género, por eso desde Equality el Podcast conversamos con Janet Sanz Cid, concejala del Ayuntamiento de Barcelona y ex teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo y Movilidad de la ciudad. Les invitamos a escuchar esta interesante conversación.

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