Por Jennifer C. Ruiz Mejías – Estudiante de la carrera de Ingeniería Electrónica
Con el paso de los años, el ser humano ha tenido una era revolucionaria que se caracteriza por ser veloz y por la incapacidad de acoplarse bien a la constante evolución tecnológica que se ha venido presentando. La línea progresiva del internet ha sido desarrollada desde 1969, la palabra internet fue usada por primera vez en 1972. En años anteriores, la distribución de internet en las casas se daba por medio del teléfono fijo, sin embargo, la velocidad del internet no superaba cierta cantidad. Otras formas de distribución eran por medio de sticks USB que solían brindar internet en el momento que eran adheridos a la computadora de escritorio o laptop. Actualmente, lo más conocido es el router, módem, incluso un dispositivo que tiene las dos funcionalidades al mismo tiempo, y el internet por fibra óptica, pero algo que está conmocionando a las personas es el LI-FI o conexiones inalámbricas por medio de la luz.
Hay que reconocer que uno de los pecados capitales, y ciertamente humanos, es la codicia; la raza humana es capaz de superar los límites y nunca estar conforme con lo que tiene, por lo tanto, busca más. El mismo caso se aplica para el internet, se está en una era tecnológica que todo avanza demasiado rápido sin la capacidad de estabilidad ni acoplarse al ambiente, por eso uno de los nuevos descubrimientos es esta tecnología. El LIFI consiste en la transmisión de datos por luz visible, LED y ultravioleta. Según Izquierdo (2019) “se estima que estas podrían encenderse y apagarse alrededor de 10 mil millones de veces por segundo (...) al tener esta capacidad, los “encendidos y apagados” podrían traducirse al lenguaje binario, alcanzando por tanto velocidades de 10 Gbps”.
Varios puntos a mencionar tanto negativos como positivos de esta tecnología: no hay necesidad de algún router para poder obtener wifi, por lo tanto, resulta ser más barato; es más eficiente por el hecho de que, con solo estar cerca o debajo de alguna luz tendremos acceso a internet; la velocidad de transmisión pueden ser mínimo de 10 Gbps hasta 224 Gbps; el alcance de esta tiene sus límites, ya que se ve afectada por objetos físicos como paredes; no tendrían gran alcance (se estima que un alrededor de 5 hasta 10 metros) pero con la implementación de sensores podría extender la distancia; no es necesario que alguna luz esté encendida, pero, se puede disminuir la sensibilidad para que la función siga activa.
Todavía existen quejas al respecto, se explica que sería necesario la instalación de miles (incluso más) de red de sensores para garantizar que sirva. Esta tecnología puede significar un gasto significativo, se sitúa en un punto en que, además, las personas están interesadas en un menor uso eléctrico y en ayudar más al medio ambiente, por lo tanto, hay que dar buenas razones para que este proyecto siga adelante.
Lo anterior no quiere decir que no vaya a ser desarrollable, sino que con algunos ajustes todo estará bien. Después de todo, el LIFI demuestra el aprovechamiento de los recursos que se tienen a mano y, además, logrará reducir la fabricación de dispositivos que en su momento serán innecesarios. La introducción del proyecto ya fue sentada, su desarrollo queda aún en juego, pero se espera un futuro prometedor para la humanidad y, detrás de los especialistas que trabajan en esto, serán capaces de encontrar las soluciones que requiere la perfección de esta.