Por Maripaz Osante Polini – Estudiante de la Escuela de Estudios Generales
El mundo no volverá a ser el mismo después de la pandemia mundial del COVID-19, enfermedad que proviene del Coronavirus. Debido a la facilidad de contagio del virus, el mundo no tuvo otra opción más que detenerse por completo, empresas e instituciones o cerraron u optaron por continuar laborando en modalidad virtual. El cierre de varias empresas ocasionó una ola de despidos alrededor del mundo, disminuyendo la demanda de la sociedad y aumentando la violencia en la misma.
La pandemia mundial ha traído no solo problemas de salud, sino de seguridad civil y económicos. Debido a la baja demanda, las empresas que han logrado sobrevivir han tenido que despedir dependientes, suspender contratos o bajar el salario de muchos. Normalmente, en una crisis económica, los gobiernos suelen intervenir e invertir hasta que las personas vuelvan a consumir y a trabajar de nuevo (Mair, 2020). No obstante, en este caso, no se quiere que las personas regresen a trabajar y a consumir tan rápido, pues puede llegar a haber una segunda ola de contagios y llegaría a ser aún más catastrófico tanto en la salud y muertes como en la economía. El economista James Meadway menciona que la solución a la crisis económica post-pandemia es la reactivación económica de manera más sostenible (Mair, 2020).
La reinvención es la respuesta en la industria en la nueva actualidad. Algunas de las reinvenciones incluyen sitios en línea, entregas a domicilio, reuniones virtuales, medidas de salud ingeniosas y clases de escuela, colegios y universidades a través de medios digitales como Zoom y Google Hangouts.
Las relaciones sociales también han cambiado, las personas no se sienten seguras de estar con otras personas ni de tener contacto físico; todo será mucho menos personal y más digital. En las personas va a empezar a crecer un sentimiento de patriotismo por su país, según Politico Magazine (2020), pues las quienes están afrontando el virus en primera fila son todos los doctores, profesores, empresarios de pequeñas empresas, farmacéuticos, entre otros. Lastimosamente, no es solo el patriotismo lo que está en auge, sino también la xenofobia, pues muchos temen que extranjeros contaminados del virus entren al país.
Muchas personas opinan que el futuro no se puede predecir, por lo cual no se sabe con certeza cómo será el mundo después de la pandemia. No obstante, ya es un hecho que el comportamiento de la sociedad ha cambiado. Si el comportamiento en la sociedad cambia, los comportamientos de consumo y las industrias en sí deberán innovar para seguir satisfaciendo las necesidades del mercado.
Es necesario empezar a tomar en cuenta al medio ambiente en las decisiones empresariales, personales, nacionales, mundiales y económicos. La pandemia del coronavirus ha ocasionado una crisis económica mundial, de la cual no será fácil recuperarse y es altamente necesario tener en consideración cualquier aspecto que pueda empeorar la situación. Las repercusiones de los desastres naturales son altamente costosos, por lo cual es vital empezar a evitar las repercusiones del cambio climático, pues pone en riesgo la estabilidad económica tanto en el país como en el mundo. La única manera para poder realizar esto es transformando la industria.
Las empresas y los gobiernos deben innovarse no solo para reactivar la economía después de la pandemia, sino también para hacerlo de la manera más amigable con el ambiente posible. “Podemos crear millones de empleos a corto plazo, estimular la innovación, apoyar la diversificación económica y reducir la contaminación del carbono y del aire, mejorando la salud pública” (Figueres, Zycher, y Financial Times, 2020, párr.7). Si los países quieren restaurar la economía de manera estable y duradera, se deben implementar políticas ambientales, e invertir en tecnología y transiciones ecológicas.