Por Dayanna Castro Sandí – Estudiante de la carrera de Odontología
La correcta higiene bucal de un bebé comienza desde su nacimiento, mucho antes de la erupción de su primer diente. Esto porque es muy importante eliminar los residuos de leche que permanecen en la superficie de las encías; con esta práctica se reduce la posibilidad de la aparición de hongos en la boca del bebé.
La limpieza de la boca del bebé en su primera etapa se realiza con la técnica de la gasa, la cual consiste en enrollar una gasa, humedecerla y hacer un movimiento de herradura para limpiar en las encías. Esta limpieza se puede realizar 2 veces al día: una en la mañana después del baño, para generar el hábito de que la limpieza de la boca es parte de la higiene personal, y otra en la noche antes de dormir (Moscardini et al., 2020).
Cuando aparece el primer diente, aproximadamente a los 6 meses, se implementa el cepillo y la crema dental. Es importante escoger un cepillo de acuerdo con la edad del bebé y que sea de cerdas suaves y cabeza pequeña. Con respecto a la crema dental, después de muchas investigaciones, se estableció en varias guías internacionales, tales como la Asociación Dental Americana, que es importante usar pasta dental fluorada desde que sale el primer diente y, por lo menos, debe tener 1100 partes por millón de flúor. De esta manera, se refuerza el esmalte dental haciéndolo más resistente a la caries; así que es muy importante verificar que la crema dental que se utilice tenga estas características (American Dental Asociation, 2014).
La cantidad de crema dental que se debe utilizar varía dependiendo de la edad del bebé; por ejemplo, desde que sale el primer diente y hasta que existan 8 dientes presentes en la boca, la cantidad adecuada de crema dental es medio grano de arroz. En el momento en el que existan muelas, es decir, cuando haya más de 8 dientes, se debe utilizar la cantidad de un grano de arroz crudo; este grano se va a usar hasta que el niño cumpla 4 años, a partir de esa edad se recomienda que sea del tamaño de un frijol (Acosta de Camargo et al. 2020).
Establecer horarios y rutinas que ayuden al bebé a crear el hábito del cepillado es muy importante. Cuando llegue el momento de comenzar el cepillado, es recomendable que el adulto responsable lave bien sus manos. Además, puede ser de gran ayuda crear un ambiente de distracción para el bebé y que el cepillado se convierta en algo divertido. Por ejemplo, se pueden tener dos cepillos, uno para que el infante juegue y otro para el cepillado. El cepillo no debe estar muy mojado porque esto hace que se haga más espuma y se esté más propenso a tragarla, lo que dificulta el cepillado. (DiMaggio y Cernigliaro, 2016).
Con respecto de la técnica de cepillado, si bien se recomienda, en la manera de lo posible, realizarlo en forma circular en molares y de barrido, de arriba hacia abajo en los otros dientes; en esta edad la técnica perfecta se dificulta un poco. Lo importante es que los papás traten de no preocuparse tanto por la técnica y que más que todo se aseguren de cepillar todas las superficies y realizar el cepillado dos veces al día.
