El acuerdo marco con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por un préstamo de $1.770 millones ha sido una de las prioridades de la actual Administración Alvarado Quesada. Sin embargo, debido a lo complejo de la agenda complementaria que continua en la corriente legislativa no será esta Administración la que logre concluir con el proceso. El FMI ha revisado el avance el país durante el mes de marzo, pero será el próximo Gobierno el que le de cierre a este tema, entonces, ¿qué futuro tiene el país ante este tema?
Aunque el tema se mantendrá incierto hasta que los y las nuevas representantes públicos asuman sus cargos el próximo mayo e inicien las verdaderas negociaciones entre las nuevas fuerzas políticas predominantes en el congreso, sí es posible realizar un análisis prospectivo sobre como se espera que sean las dinámicas alrededor de esta discusión.
En primer lugar, conocemos cuales son las dos opciones definitivas para el Poder Ejecutivo. Por un lado, se encuentra José María Figueres del Partido Liberación Nacional (PLN) y Rodrigo Chaves, del Partido Progreso Social Democrático (PPSD). Aquí es importante señalar que sin importar cual sea la alternativa ganadora el próximo 3 de abril, el nuevo Poder Ejecutivo contará con la ventaja de que iniciará su periodo con el control de la agenda de la Asamblea Legislativa, lo que le permitiría influir con mayor fuerza sobre los temas relativas al acuerdo con el fondo.
Para el caso del expresidente Figueres, ha manifestado su apoyo y compromiso con el acuerdo, haciendo énfasis en que considera que el acuerdo puede mejorarse, tal como se menciona en su plan de Gobierno. En el caso de un Gobierno Liberacionista, es posible que el Poder Ejecutivo se incline a renegociar la agenda con el organismo internacional, buscando un nuevo consenso en temas en los que la agrupación partidaria ya ha manifestado su posición.
Un eventual gobierno liberacionista, existe una innegable ventaja en términos de gobernabilidad, ya que esta agrupación cuenta con la bancada más grande de la Asamblea Legislativa y compuesta por figuras políticas de la vieja guardia que prometen ser una bancada oficialista con fuerte disciplina del voto o en caso contrario una oposición férrea.
Ahora bien, el candidato Rodrigo Chávez ha sido mucho más esquivo al expresar su posición ante el acuerdo. En una nota del periódico la Nacional del día 4 de febrero expresó que los cálculos realizados son falsos y que la estabilidad fiscal del país se puede alcanzar por medio de otros mecanismos, como reducción de la evasión.
Por su parte, el PPSD no hace mención alguna al acuerdo con el FMI en su plan de Gobierno, pero tomando en cuenta las declaraciones de su candidato en diferentes espacios se puede esperar que sea un tema prioritario también para una eventual administración. Chaves ha indicado que se deben aprobar los proyectos propuestos en el acuerdo para evitar que empeore la calificación de riesgo del país, por lo que podría ser más expedito en este tema y continuar en el camino ya recorrido por la administración anterior.
Y claro, a este análisis debemos de agregarle la visión de los nuevos diputados, quiénes serán centrales en el desarrollo final de la agenda complementaria. Siguiendo las tendencias históricas y partidarias es posible visualizar que las fracciones del Frente Amplio y de Nueva República puedan ser las mayores opositarías a las iniciativas restantes del acuerdo pues incluyen la reducción de beneficios fiscales y la eliminación de plazas (expediente 22.801). Considerando la oposición de estas bancadas y la curva de aprendizaje a la que se enfrentarán los nuevos diputados podría ser que esta agenda se termine de revisar durante el tercer trimestre del año.
Así las cosas, hay ciertos puntos certeros en este mar de incertidumbre. En primer lugar, la actual Asamblea Legislativa no terminará de revisar los proyectos correspondientes a la agenda complementaria, ni los entrantes diputados la resolverán en sus primeros meses. Segundo, ante el gane de cualquier de las dos alternativas presidenciales el acuerdo será una realidad, lo que está en duda es bajo qué lineamientos y que tanto espacio habrá para una nueva negociación.
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