El pasado 6 diciembre en la sección Teclado Abierto, se publicó el artículo titulado Lenta Justicia en la Sala Primera, suscrito por la estudiante de Derecho Ana Laura Alfaro Valverde, aludiendo los tiempos de duración para resolver los recursos de casación de la Sala Primera y comparándolos con las restantes salas de Casación. Concluye la estudiante, que el promedio duración de esta Sala es el mismo que el de las restantes tres Salas en conjunto.

Respecto al argumento comparativo esbozado, es importante recordar que la Sala Primera a diferencia de las restantes, tiene una amplia competencia otorgada por ley, que la faculta a conocer de los recursos de Casación en Contencioso y Civil, tercera instancia rogada en Agrario y Notarial, nulidad de Laudos arbitrales, recursos de Revisión. Adicional a lo anterior, debe conocer del cumplimiento de sentencias pronunciadas por tribunales extranjeros llamados exequátur y cartas rogatorias en materia civil. Por último, en materias de conflictos de competencia, tiene la responsabilidad de resolver las diferencias que surjan entre tribunales de la jurisdicción Civil y las que se presenten en Contencioso Administrativa y Civil de Hacienda, ya sea porque se declaren de oficio o por la autoridad judicial o por la gestión de alguna de las partes.

Varios son los factores que han incidido sobre la gestión de la Sala Primera con el pasar del tiempo que han impactado la calidad del servicio, entre ellos los cambios en las normativas procesales que generado una mayor carga de trabajo. En el 2008 con la aprobación del Código Procesal Contencioso Administrativo, la entrada promedio de los recursos de casación creció en 300%, pasado de 150 a 600 anuales. Ahora, con la entrada en vigencia del Código Procesal Civil del 2018, se acortaron los plazos de resolución en primera instancia, y a su vez ampliaron las posibilidades para plantear el recurso de casación, que en otrora se reservaba únicamente contra las sentencias de tribunales de apelación civil, y ahora provienen directamente con las resoluciones dictadas por tribunales colegiados de primera instancia, además de la flexibilización de las normas para presentar conflictos de competencia. El 2019 estuvo marcado por una entrada vertiginosa de 7326 asuntos, equivalente al ingreso de 5 años (de acuerdo al histórico estadístico de la Sala), de los cuales más de 5000 correspondieron a conflictos de competencias.

La capacidad operativa de la Sala se ha visto muy comprometida en el corto plazo, debido a que no fue reforzada con una cantidad de recurso humano proporcional al crecimiento de la carga de trabajo, consecuencia de las restricciones presupuestarias existentes. Esto nos ha obligado a buscar soluciones alternas para mitigar los riesgos que surgieron con los cambios acaecidos, y que nos permitan generar resultados más oportunos. Prueba de ello, es que durante el trienio 2019-2021 se ha logrado terminar 9317 casos, cifra equivalente a todo lo terminado entre el sexenio 2012-2018.  Estos resultados han incidido en la reducción de un 55.2% circulante, pasando de 4520 en el 2019 a 2024 para el 2021.

El 2021 ha traído importantes retos en el desempeño, más allá de los generados por la emergencia sanitaria, han existido modificaciones internas ocasionadas por la ausencia de dos de las magistraturas titulares, que ha requerido una continua reorganización e importantes esfuerzos para continuar con la tendencia de reducción del circulante alcanzada en el 2020.

Existe coincidencia con la autora del artículo, respecto a la necesidad de elevar el monto de la cuantía como mecanismo para reducir el ingreso de asuntos, pero ello es apenas una solución parcial que solo impacta la admisión de las casaciones civiles, que representan un 22.4% del total de la entrada.  Ante este panorama y la necesidad de buscar soluciones alternas y sostenibles, la Sala Primera ha venido impulsando mejoras en su accionar, potenciando la eficiencia, elaborando indicadores, rediseñando procesos y buscando alternativas que potencien el uso de las tecnologías existentes.

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