Por Allison Mariana Monge Guzmán - Estudiante de la carrera de Derecho

En la actualidad, entre muchos jóvenes y adultos se ha creado e impulsado el uso y adquisición frenética de prendas de ropa, pues estas, para la generación actual, son una fiel representación de estatus y vanguardia, de nuestro estilo personal y de exposición hacia los demás. El estilo vanguardista está definido por tendencias de último momento, significa estar en el punto más avanzado, adelantado a los demás. La moda es un arte innegable que ha trascendido a través de los años, forjando cada vez más un sector multimillonario que, en su mayoría, detrás de todo ese lujo y glamour esconde el lado oscuro de la moneda.

La industria de la moda es un sector del comercio el cual tiene como raíz y principal fuente de mano de obra el trabajo infantil, sueldos por debajo del mínimo hacia poblaciones vulnerables y de gran necesidad, la exorbitante explotación de los recursos naturales y, por si esto fuese poco, se añade el monstruoso “proceso” de tratamiento a los desechos y aguas contaminadas resultado de la creación de ciertas prendas de uso mundial. Al respecto, los datos de la UNCTAD de abril del 2019 indican lo siguiente:
el rubro del vestido utiliza cada año 93.000 millones de metros cúbicos de agua, un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas, y que también cada año se tiran al mar medio millón de toneladas de microfibra, lo que equivale a 3 millones de barriles de petróleo (Villemain, 2019).

El grado de contaminación de una prenda jeans o vaquero es impresionantemente alarmante. Un estudio realizado por la agencia de medioambiente y control de energía de Francia (en adelante ADEME) dio como resultado que la fabricación de un pantalón jeans fabricado en denim de 666 gramos, hecho con un metro y medio cuadrado de tela, y con un ciclo de vida de cuatro años (lavado cada tres usos) —para calcular su impacto— requiere 8.000 litros de agua solo en producir su tejido; además, fabricar la prenda conlleva 2.000 litros más, 13 kilos de emisiones de CO2, 10 kilos de colorantes y químicos con su consiguiente liberación incontrolada al medio ambiente, de los cuales se estima cierto porcentaje permanecerá en el aire mucho tiempo, como el Reactivo Blue 19, que tarda en desaparecer más de 46 años (Chávez, 2018). Por si fuera poco, cada pieza de estas, durante su ciclo de vida, consumirá otros 1.500 litros más de agua en los lavados que hace en su casa, con sus correspondientes 19 kg más de emisiones de CO2. Sume a esto el secado y el planchado. Además, hay que añadir que, si el pantalón tiene el efecto “tipo desgastado”, se emplea medio kilo de sustancias químicas más, casi siempre cloro.

Ahora piensen… estas cifras son solo de un jean. ¿Cuánto le cuesta al medio ambiente lo que contienen los armarios de todas las personas en el mundo? ¿Cuánto daño harán las demás prendas que se utilizan? ¿Qué impacto tiene su uso y vida útil en el planeta y en la existencia humana misma? Esta es información que definitivamente les compete a las personas, y a partir de la cual se debería tomar acción. Reutilizar prendas usadas, olvidar el “Fast Fashion” y sobre todo comprar con conciencia del medio ambiente es clave para cuidarlo, porque hay que recordar que la contaminación textil es mucho más grave de lo que se puede imaginar.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  • Chávez, B. (2018). Esta es de las prendas más contaminantes de su armario (y la que más se pone). El País. https://elpais.com/elpais/2018/02/13/buenavida/1518549482_475577.html
  • Villemain, C. (2019). El costo ambiental de estar a la moda. Noticias ONU. https://news.un.org/es/story/2019/04/1454161