Por Luis Ángel Molina Arboleda - Estudiante de la carrera de Psicología
En un mundo que se mueve más rápido por las influencias tecnológicas es cotidiano que invirtamos horas conectados en la red. Millones de personas usan redes sociales para informarse y comunicarse, otras para compartir sus ideas, opiniones y, por supuesto, subir fotografías y actualizar información personal. Es tentador publicar cualquier cosa y compartir todo que se hace o se piensa, sin embargo, hasta lo más insignificante se puede volver viral y lo que pudo haber sido un simple hábito social, se puede convertir en un arrepentimiento para el futuro. A menudo asumimos que todo lo que publicamos es privado, pero la realidad es que cualquier persona puede ser googleada, cualquier comentario puede ser mal interpretado y, si es potencialmente dañino, manchar su reputación para siempre (en términos de internet).
Primeramente, en el mundo del internet nada es privado. En nuestra era tecnológica, nuestras herramientas digitales crean una ilusión de privacidad con algunas configuraciones. Sin embargo, a pesar de estas opciones aparentes cualquier cosa que se publique se puede capturar, reenviar a otros y republicar como una imagen digital. Cada vez que hacemos una publicación estamos nutriendo nuestra huella digital, esto implica hacer pública nuestra dirección, lugar de trabajo, teléfono y hasta los lugares que frecuentamos. Es inevitable dejar un rastro en línea, y en algunas ocasiones este tipo de información pública sirve como herramienta para ubicar a las personas en el mundo físico. No obstante, dado que no hay privacidad real en línea debemos pensar antes de enviar y publicar, además no se trata de borrar la huella digital, se trata de ser lo más auténtico y responsable posible.
Otro problema de las publicaciones desmedidas de las redes sociales es la difusión de información falsa. Algunas organizaciones de noticias y medios de comunicación tradicionales informan aspectos incompletos de los estudios científicos, o malinterpretan los hallazgos y resaltan afirmaciones inusuales (Groshek y Bronda, 2016). En esta misma línea, cada persona interactúa con diferentes experiencias, orígenes, valores y personalidades, así que es imposible tener una comprensión perfecta. A pesar de que existen algoritmos y sistemas potenciales que combaten la desinformación en redes, la solución también involucra a los propios usuarios. Como miembros activos de las redes debemos entender mejor nuestros propios prejuicios, poner en práctica nuestra capacidad de pensamiento crítico y cuestionar lo que leemos antes de republicar.
El éxito laboral para algunos depende intrínsecamente de la actualización diaria en las redes sociales, pero una de las razones más importantes de filtrar todo aquello que hacemos públicamente es porque aquello que se alimenta de la opinión pública puede tener un efecto perjudicial para el futuro. Según Nikravan (2018), en los Estados Unidos, más de la mitad de los empleadores han encontrado contenido en las redes sociales que les hizo no contratar un candidato. En Costa Rica, lo que se escriba o comente en redes sociales puede ser usado en su contra, y dependerá de las políticas internas del empleador y nivel de hostilidad del comentario. Los empleadores se han vuelto cada vez más inteligentes digitalmente a lo largo de los años, de acuerdo con Bond (2018) en el Financial Time, las redes sociales han transformado el mercado laboral, con empleadores que se interesan cada vez más por la presencia en línea y las actividades de los solicitantes.
En definitiva, vivimos en un mundo donde la desinformación, la exposición de privacidad y la falta de civilidad en las redes sociales pone en riesgo nuestra interacción con el mundo digital. Cada día aprendemos a usar las redes sociales de manera efectiva para comunicarnos, sin embargo, estamos inmersos en una abundante red con ciertas influencias que redireccionan el contenido que consumimos. Por eso, como usuarios activos debemos ser nosotros los encargados de encaminar el legado de nuestra huella digital, ser conscientes del material que compartimos y tener clara la intención de hacer pública nuestra información.
MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas. Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.
Referencias bibliográficas:
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Bond, S. (2018). A messy digital footprint can cost you a job. Financial Times. https://on.ft.com/3tWpLUn
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Groshek, J. y Bronda, S. (2016). A Cycle of Misinformation. How social media can distort science news. The Brink Boston University. https://bit.ly/2P3GBSx
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Nikravan, L. (2018). More Than Half of Employers Have Found Content on Social Media That Caused Them NOT to Hire a Candidate. CareerBuilder. https://bit.ly/3syWUFi