Por Dayanna Castro Sandí - Estudiante de la carrera de Odontología

El COVID 19 vino a darle un giro a un mundo que no estaba preparado para enfrentar una realidad que volvería nuestras vidas al revés; nos tocó paralizar todo lo que conocemos. Pero esto no podía ser por mucho tiempo, la realidad que vivimos nos obliga a convertirnos en una generación de cambios, informada y educada que permita contener al máximo el contagio del virus con las menores consecuencias en la calidad de vida, adaptándonos a una nueva normalidad, donde debemos reinventarnos para lograr estabilidad.

Al no existir un plan de acción, la pandemia provocó que los gobiernos y servicios de salud tomaran decisiones acelaradas que no fueron las correctas y con ello el virus pudo tomar fuerza más rapidamente. Según la Organización Mundial de la Salud, con el virus, se puso de manifiesto la necesidad urgente de que todos los países inviertan en sistemas sólidos de salud y de atención primaria de la salud (OMS, 2020).  Por otro lado, el impacto en la economía es cada vez más evidente: pérdidas de trabajos, cierres y cambios que afectan el desarrollo social y económico de un país. Mientras tanto la desigualdad en el mundo se refleja cada vez más, impactada por las oportunidades que varían impresionantemente de una región del mundo a otra.

Pasar nuestros días aislados, siguiendo estrictos protocolos de seguridad y hasta con restricciones de movilización, afecta la  salud emocional en medio de un ambiente de incertidumbre; el miedo, la preocupación y el estrés son respuestas normales en momentos de crisis (OMS, 2020). Nos hemos visto rodeados de cambios en nuestra vida cotidiana y en una lucha imparable por detener la propagación; unido a esto los grandes cambios en la vida, y en general, que ha provocado el COVID-19. Y es que no se trata solo de no contagiarnos, sino que debemos mantener la mente sana. Los expertos recomiendan estar en contacto con los seres queridos, mantenerse atualizado, limitar la exposición a medios de comunicación y pedir ayuda médica o psicológica de considerarlo necesario. No debemos olvidar que no se trata solo de supervivencia sino también de aprender a vivir bien y con calidad (Buitrago, 2016).

Podemos resumir el COVID-19 como la pandemia mundial que vino a enseñarnos el valor de la vida al dejar de lado el egoísmo; porque esta vez no solo se trata de nosotros, nuestra salud depende de los demás y la salud de los demás depende de nosotros. Somos un solo mundo luchando por contener un virus que está matando a nuestros seres queridos: a nuestra familia, a nuestros amigos amigos; un virus que está afectando nuestra calidad de vida y que nos enseñó a ser solidarios. Recordemos todos los días que si ayudo a alguien más a que aprenda a cuidarse o a usar bien una barrera de proteccción no solo estoy ayudándolo a él, sino también a los demás, incluyéndome a mí. Al final el manejo y contención del virus están ligados a un sentimiento de responsabilidad propia.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas: