Por Danny Agüero Herrera – Estudiante de la carrera de Licenciatura en Negocios Internacionales
"Históricamente, la privacidad era casi implícita, porque era difícil de encontrar y recopilar información. Pero en el mundo digital, ya sean cámaras digitales, o satélites, o simplemente en lo que se hace clic, necesitamos tener reglas más explícitas, no solo para los gobiernos, sino también para las empresas privadas." - Bill Gates, fundador de Microsoft.
En las últimas décadas, la manera de hacer negocios internacionales entre Estados ha cambiado. Cada vez es mucho más común observar negociaciones comerciales que abordan nuevas temáticas que reemplazan temas de negociación tradicionales como cuotas y aranceles, y dan paso a nuevos desafíos en las agendas de los países como la protección de datos y la función de la tecnología en los negocios. Visto desde un enfoque de la negociación, el comercio internacional está colmado de transacciones de todo tipo, las cuales pueden entenderse como un conflicto, por ser este una “incompatibilidad de cogniciones o emociones en los individuos o entre grupos de individuos” (Budjac 2011, p. 34).
Para dar solución a dichos conflictos, los Estados disponen de distintos mecanismos de negociación, entre los que destacan los acuerdos de asociación y los tratados de libre comercio, los cuales funcionan como instrumento regulador de los “conflictos comerciales” que preocupan a los Estados. Estos acuerdos, generalmente, buscan llegar a términos en donde las partes firmantes se vean beneficiadas.
Con base en lo anterior, recientemente, Singapur, Chile y Nueva Zelanda firmaron el Acuerdo de Asociación de Económica Digital (DEPA, por sus siglas en inglés), el cual viene a marcar un innovador precedente para evitar conflictos comerciales relacionados a la tecnología y digitalización. La finalidad del DEPA radica en facilitar, de una manera regulada y de carácter supranacional, cuestiones del comercio internacional digital. Los principales temas que se abordan en este tratado giran en torno a la protección de la privacidad tanto de consumidores como para empresas, el rol que juega la inteligencia artificial a la hora de hacer negocios, pagos electrónicos e identidades digitales. De este modo, se aprecia cómo a través de la negociación del DEPA, estos tres países prevén que se desarrolle un conflicto que afecte sus intereses en torno al comercio electrónico, y sienta un precedente para evitar conflictos comerciales relacionados con la invasión de privacidad e incluso el hacking; situaciones que han demostrado ser todo un desafío para muchas economías en el siglo XXI.
Es pertinente afirmar que el DEPA representa un nuevo paradigma en cuanto a la forma de negociar acuerdos comerciales internacionales, y le otorga un nuevo peso a la digitalización del comercio en todas sus variantes, pues hace hincapié en que tanto países desarrollados como en vías de desarrollo deben mostrar una preocupación más amplia en relación con el comercio electrónico, sus usos e implicaciones. Si los países siguen firmando acuerdos de asociación económica o de libre comercio que hablen solamente de desgravación arancelaria y volúmenes de importación, en las décadas venideras quedarán rezagados al no considerar la influencia de la tecnología en el comercio y sus implicaciones en los negocios internacionales.
