Por Samantha Ramírez – Estudiante de la carrera de Odontología
La odontología moderna nos ofrece una variedad muy amplia en cuanto a materiales restauradores. Se puede mencionar desde una resina, corona, puentes, incrustaciones, entre otros tratamientos que son ideales para devolverle la estética al paciente. Sin embargo, es de suma importancia tomar en cuenta algunos criterios que van a ser determinantes a la hora de elegir la restauración por realizar, ya que estas pueden o no ser viables de acuerdo con las necesidades del paciente. Entre estos factores encontramos la cantidad de diente remanente o ferrule, extensión de tejido cariado, la economía del paciente y la demanda estética.
El ferrule es un término que hace referencia a la cantidad de tejido dentario remanente. Se utiliza comúnmente cuando se realizan preparaciones para coronas y puentes; el ferrule es la cantidad de diente restante sobre la línea de terminación. Es importante conocer la extensión del ferrule ya que, para poder soportar coronas de metal, el ferrule debe medir como mínimo 1.5 o 2 mm, si no la pieza no podrá ser restaurable (Zubizarreta, Espeleta y Mena, 2012). Seguidamente, se puede mencionar como un factor determinante la extensión del tejido cariado, esto porque, en casos donde la caries abarca esmalte o dentina, la pieza puede ser restaurada con materiales como amalgama o resina, pero si la caries se ha extendido hasta la pulpa, el caso se complica ya que se deben realizar otros procedimientos antes de la restauración de la corona (Ferreto, 2010).
Por otro lado, se sabe que la economía juega un gran papel en todo lo que es la odontología, por esto es importante recomendar en cuanto a las posibilidades del paciente, pero no dejar de recomendar los mejores tratamientos según sus necesidades. En cuanto a esto puede existir mucha controversia ya que, si el paciente necesita una endodoncia y una corona, pero no tiene los medios para pagarlo, su decisión puede ser la extracción de esa pieza, aunque, como sabemos, siempre es mejor mantener lo que se pueda en boca. En cuanto a tratamientos, los más accesibles son las amalgamas, resinas, cementos; después siguen los más costosos como las prótesis, incrustaciones, coronas y puentes (Zeballos y Valdivieso, 2020).
El último aspecto por tomar en cuenta es la demanda estética. Por ejemplo, no es lo mismo restaurar una pieza anterior que una pieza posterior, porque claramente la pieza anterior demanda una mayor estética al ser una parte muy visible. En cuanto a la estética, se pueden considerar aspectos como el color, textura y caracterizaciones.
El color es una de las cosas que más le importa al paciente, ya que es la clave para que la restauración tenga armonía con el resto de las piezas dentales. Es fundamental la selección del color en una luz natural y que conozcamos sus diferentes comportamientos. El color de las piezas en la mayoría de los casos es estratificado, es decir, no es monocromático, sino que en la parte cervical son más opacas y en la parte incisal más traslúcidas (Cimadevilla, 2010). Seguidamente, se debe realizar la texturización a la restauración y darle características similares de las otras piezas dentales para lograr la armonía que se desea.
Para concluir, es de suma importancia realizar un buen diagnóstico para un tratamiento exitoso, más cuando hablamos de la parte estética. Es ideal seleccionar materiales restauradores de calidad y adecuados a la necesidad del paciente. Por esta razón, se debe analizar en profundidad los cuatro criterios mencionados en el desarrollo (ferrule, extensión de caries, economía y estética). Por último, es importante recordar que nuestra intención siempre debe ser ayudar al paciente y siempre conservar la ética.
