Por Raquel Masís Ledezma – Estudiante de la carrera de Psicología
“I dream of a world where I can meet queer people and not have to ask if their parents are accepting”
[“Sueño con un mundo en el que pueda conocer personas queer sin tener que preguntarles si sus padres los aceptan.”]
- Matt Bernstein
A lo largo de los años se ha escuchado hablar de la comunidad LGBTQ+, dentro de la cual la sigla Q representa lo Queer. Este término inició con una intención peyorativa, ya que catalogaba a las personas como “raras” o “inusuales”. Sin embargo, con el pasar del tiempo, se le da un giro de ciento ochenta grados para reivindicar el orgullo de quienes no le tomaban importancia a ser reconocidos como los “extraños”, sino que comenzaron a cuestionar las etiquetas y los roles socialmente impuestos. Con base en estas premisas, se fundamenta la Teoría Queer (ClínicasAbortos, s.f.). El presente artículo delimita las singularidades de la teoría y la realidad de las personas queer y, a su vez, se ejemplifica con el usuario de la red social Instagram Matt Bernstein (@mattxiv) quien es un activista de la comunidad queer.
El ser humano es un ser estructurado; es decir, necesita nombrar y catalogar todo hasta donde se le sea posible y, al hablar de género, no es diferente. Los individuos tienden a basarse en una construcción binaria que trata de encasillar a las personas dentro de un género u otro (sea este masculino o femenino). Matt, como parte de su protesta, considera que la acción de encuadrar todo dentro de un sistema de polos opuestos es perjudicar a todas las personas; esto es tratar de encajar a las personas, desde su niñez, dentro de patrones y normas socialmente estipuladas para que cumplan con un rol según su género.
La Teoría Queer busca eliminar este espectro binario de géneros; es decir, busca no etiquetar a las personas como masculinas o femeninas, es vivir sin etiquetas, y el no identificarse como uno u otro no limita sus experiencias como personas. Esta teoría se basa en la búsqueda del rompimiento de las dualidades a las que se enfrenta la población desde edades tempranas, con el fin de permitir a cada individuo expresarse de la manera que considera que lo identifica como persona, y no como un ser formado por la sociedad.
Las personas queer han sido rechazadas por mentes cerradas, religiosas e incluso por miembros de su misma comunidad; sin embargo, no hay argumento ni insulto que pueda traer abajo la barrera que han logrado construir. No obstante, el alzar su voz en una lucha no debería ser un hashtag en Twitter o una moda de la que se habla de vez en cuando; por el contrario, en palabras de Matt “queerness is not a trend, who I am is not a trend” (“lo queer no es una tendencia, quien soy no es tendencia”). Esto básicamente explica que el ser una persona queer debería ser tan normal y aceptado como ser una persona cisgénero y, por ende, no debería haber necesidad de luchar por el respeto y aquiescencia de la sociedad en pleno siglo XXI, debido a que el odio disfrazado de religión o de “opinión propia sin empatía” sigue siendo odio.
En conclusión, utilizando como base la Teoría Queer, la identidad de género es un constructo social que se encarga de clasificar a las personas en un dualismo en el que cada extremo trae consigo un conjunto de normas a seguir con el fin de continuar con lo que es “socialmente correcto y normal”. Sin embargo, esta teoría, además, desintegra este concepto y estipula que se es queer de nacimiento y orgulloso por elección. Así que, ¿qué tal si se amara a los niños queer tanto como las revelaciones de género?
MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas. Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.
