"Tu eres distinta a todas

las del barrio, para mí,

la princesa de la población" …

"La Trenza”, Mon Laferte

Las princesas existen. Conozco una que vacía mi corazón, ella tiene la habilidad de hacer magia, de romper con sortilegios y de abrazar sin egoísmo. Mi sobrinita, Matilde Gala, hoy cumple cinco años. Es noticia porque, aparte de todas las bendiciones que nos regala, ella es la guerrera más diminuta que conozco. Matilde Gala tiene síndrome de Down y a los pocos meses de nacida tuvo que ser sometida a una operación de corazón abierto. Tuvo la gran suerte de haber nacido en Costa Rica y ser atendida en el Hospital Nacional de Niños. Institución pública que vela, de manera extraordinaria, por la salud y el bienestar de la niñez costarricense.

Han pasado algunos años desde esa angustia y largas noches. La alegría de verla sonreír, jugar y bailar pesan más que los malos ratos. Su diminuto corazón late con fuerza.

Alguna vez escuche decir a una madre sobre su hija «ella tiene discapacidad intelectual pero esta hipercapacitada para amar» Galita, cómo le decimos cariñosamente, nos lo ha demostrado. Dentro de las poquitas palabras que sabe pronunciar , existe “gracias”. Su mundo posee gratitud. Precisamente lo que más falta en estos tiempos.

Hace mucho rato que me vi abandonando los mitos sobre las personas con discapacidad. Mi vida con ella es distinta a lo que fue. El regreso no es posible.

Por ella, puedo ponerle palabras a este viaje y continuar una marcha más humana. Despojada de tonterías.

Necesitamos crear más mundos, burbujas, donde cuente la capacidad de amar. Afortunadamente en mi mundo tengo a Galita . Es un milagro de ojitos color miel y pelo castaño. Es real. Sus abrazos y besitos son tiernos como ella. Gala tiene la capacidad de derretir nuestros corazones.

Lo que menos te esperas sucede y ahora Galita es parte del programa de Olimpiadas Especiales. Otra gran oportunidad que le brinda este país. Gala se prepara con destreza y alegría para algún día cumplir sueños.

La vida se hace más llevadera y valiosa cuando fijamos más atención en las bendiciones y no en las tristezas o miedos. Prestar atención a la vida cotidiana del alma de quienes nos rodean. Dar cobijo a los que están cerca. Aunque insistimos en caminar ajenos a todo.

Entre pandemia, temblores y huracanes, acá estoy celebrando sus cinco añitos y juntando los dulces que han caído de la piñata, así como las memorias que quiero, egoístamente, guardar sólo para mí. Aferrada a esta manía tan bonita de querer.

Para detalles de la Fundación del Hospital Nacional de Niños, Olimpiadas Especiales, y Y pueden visitar la Fundación “Yo puedo, ¿y vos?” Quiénes promueven y financian la inclusión educativa y laboral de las personas con síndrome de Down.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio.